Opinión | Bolos

El amigo invisible de la ‘promoción dana’

Carteles tras la segunda manifestación contra la gestión de la dana en València.

Carteles tras la segunda manifestación contra la gestión de la dana en València. / Efe/K.F.

Puedes acogerte ahora con las ayudas de la dana al 30% de descuento, y también a la financiación a doce meses sin intereses. Esa fue la solución que me ha ofrecido hace unos días una conocida empresa de climatización a mi problema doméstico. El técnico era consciente que mi domicilio, figuraba identificado como cliente, está en l’Horta Nord, donde el único barro que hemos visto ha sido el de los voluntarios que han ayudado a los miles de damnificados. Ante lo turulato que me dejó la oferta, me la volvió a repetir, por si acaso. Más allá del improperio que se llevó el empleado de la compañía con sede también en l’Horta Nord, es bien cierto que las catástrofes sacan lo mejor, pero también lo peor de nosotros. Desconozco si el dueño de la empresa estuvo en alguna de las dos manifestaciones convocadas contra la gestión de la riada, y si él, o alguno de sus trabajadores, ha ido a alguna de las zonas destrozadas, pero está claro que dispone de información precisa sobre las ayudas promovidas por las distintas administraciones para los afectados. Supongo que en el caso de haber aceptado la ‘promoción dana’, la justificación de la instalación se habría facturado en algunas de las más de setenta poblaciones del listado. 

Pues por este caso de vergonzante insolidaridad, así como de los conocidos y reincidentes sonsonetes de «¿con IVA o sin IVA»?, queda retratado que el pueblo, en abstracto, salva muy poco, que lo que realmente vale son las ayudas que salen de los impuestos, de donde se pagan los sueldos de los militares, bomberos, policías y el resto de empleados públicos implicados en la reconstrucción. Lo único que no vamos a recuperar son las vidas de los fallecidos, ni tampoco una mejor gestión de 29 de octubre y días posteriores.

No hay que desfallecer en explicar evidencias en tiempos de falsedades impunes, por eso en estos días tan entrañables que se acercan, donde se multiplican los regalos del amigo invisible y los vaciles familiares, háganse un favor y denuncien, yo ya lo he hecho en mi oficina municipal de Consumo, a todos esos salvapatrias que siguen aprovechándose de las desgracias ajenas.

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