Opinión

Salomé y las matronas, guardianas de la vida

La “Nascita” o “Natività a lume di notte” o “Il bagno di Gesù Bambino” de Lotto Lorenzo (1521)

La “Nascita” o “Natività a lume di notte” o “Il bagno di Gesù Bambino” de Lotto Lorenzo (1521) / catalogo.beniculturali.it

El nacimiento de Jesús es uno de los relatos más conocidos de la humanidad, celebrado cada año en todos los rincones del mundo. Sin embargo, más allá de las escenas del pesebre, el buey y la mula, emergen preguntas fascinantes sobre cómo pudo haber sido ese parto en su contexto histórico y cultural. A través de fuentes históricas y relatos apócrifos, se revela el papel crucial de una figura muchas veces olvidada: la matrona.

Según los evangelios apócrifos, especialmente el Protoevangelio de Santiago y el Evangelio de Pseudo-Mateo, una matrona llamada Salomé fue convocada para asistir a María durante el nacimiento de Jesús en Belén. Inicialmente incrédula ante la virginidad de María, «su mano se secó tras intentar comprobar la virginidad de la madre de Jesús», según el relato apócrifo. Sin embargo, al sostener al recién nacido y reconocer la naturaleza divina del acontecimiento, su mano fue sanada milagrosamente. Este episodio transformó a Salomé en testigo del milagro y, posiblemente, en una figura venerada en las primeras tradiciones cristianas. Aunque los evangelios canónicos no mencionan explícitamente a una matrona, estas narraciones apócrifas y recientes hallazgos arqueológicos enriquecen el contexto histórico del relato.

En 2022, arqueólogos identificaron una cueva funeraria en Lachish, al suroeste de Jerusalén, como la tumba de Salomé. Decorada con cruces, inscripciones en griego y árabe, y mosaicos, esta cueva se piensa que era un lugar de peregrinación desde la época bizantina. Aunque las conexiones exactas entre esta tumba y la matrona Salomé son objeto de debate, el hallazgo refuerza la relevancia de las matronas en el imaginario cristiano temprano.

En el Imperio Romano, las matronas eran figuras esenciales en los procesos de parto. Además de asistir a las madres, desempeñaban roles sociales y legales como testigos en disputas relacionadas con la maternidad. Sus cuidados incluían prácticas higiénicas avanzadas, como lavarse las manos y usar instrumentos limpios, pero el parto seguía siendo un evento arriesgado, con altas tasas de mortalidad materna e infantil. En este contexto, la supervivencia de María y Jesús puede considerarse también un auténtico milagro.

La figura de Salomé y el papel de las matronas son reflejo de una tradición que ha trascendido siglos. Desde las matronas judías mencionadas en el Éxodo, como Sifrá y Puá, hasta las actuales, estas mujeres han sido fundamentales en el cuidado reproductivo y maternal. Hoy, combinan conocimiento científico y atención humanizada, contribuyendo a la salud sexual y reproductiva de las mujeres.

El nacimiento de Jesús no solo marcó un hito espiritual, sino que también destacó el papel esencial de las matronas como guardianas de la vida. La historia de Salomé nos invita a valorar su legado y reconocer el impacto de las matronas a lo largo de la historia.

La «Nascita»

La pintura, no representa la Natividad de Jesús, sino que representa la escena del baño del Niño recién nacido colocado en una tina entre la madre y la partera, con el cordón umbilical todavía unido al vientre. La tabla representa una escena relatada en los evangelios apócrifos. La comadrona que había presenciado el nacimiento de Nuestra Señora no creía en su virginidad y, por lo tanto, tuvo que cambiar de opinión. Como dolor de su incredulidad, sus manos se marchitaron, volviéndose doloridas e incapaces de moverse. El panel, de hecho, representa a la mujer del lado derecho con los dedos encogidos que no pueden abrir. n

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