¡Te esperamos, Raphael!

Quienes seguimos la trayectoria de Raphael –en mi caso, desde 1995– y además lo conocimos de cerca, sabíamos, por la suspensión de dos conciertos el 20 y 21 de diciembre en el Wizink Center de Madrid, que algo iba mal. Nadie supera a Raphael en su pasión artística, sobradamente demostrada en 65 años de trayectoria. Raphael sólo cancela por fuerza mayor. Ahí queda para la historia ese Raphael electrocutado en el Teatro Apolo de Barcelona, en octubre de 1994, después de tocar un cable de alta tensión que lo dejó inconsciente durante unos segundos. Esa noche siguió su actuación con el brazo izquierdo inmovilizado y salió del teatro en ambulancia, terminada, eso sí, la función. Otro hito en la trayectoria de Raphael pude vivirlo de cerca, en 1995, durante su gira Desde el fondo de mi alma. Actuó en el Teatro Olympia de València totalmente afónico. Se armó una buena trifulca cuando un reducido grupo de espectadores protestaron. Detuvo el concierto un momento y dijo que podían salir y se les devolvería el importe de la entrada. Ciertamente, del teatro se levantó un grupito de personas y la casi totalidad de la gente permanecimos fielmente en las butacas, sabedores, como decía Concha Velasco, de que a Raphael basta con verle andar por el escenario para emocionarse. Esa noche, por cierto, aunque afónico a rabiar, el de Linares no se amilanó y cantó fragmentos a capela, así, como el que no quiere la cosa. Le despedimos con una fuerte ovación y en pie.

Un parte médico nos deja desolados informándonos de que Raphael padece un linfoma cerebral. Y esto es como comunicarnos que tenemos dañado un patrimonio inmaterial de la humanidad. Nos consuela saber que Raphael es una fuerza de la naturaleza que ha superado momentos muy difíciles como su trasplante de hígado en 2003. Por cierto, recuerdo perfectamente que su retirada forzada fue pocos días después de permanecer en cartel en el Teatro Olympia de València con el musical «Jekyll y Hyde». En esas semanas comentábamos el preocupante aspecto físico de Raphael, bastante hinchado y con un color de piel amarillento, pero ahí estuvo, con las botas puestas, incombustible y portentoso de cuerdas vocales. Esperamos una muy pronta recuperación que nos permita disfrutarlo de nuevo en los escenarios. Desde aquí le enviamos todo el amor y fuerza a nuestro Raphael, quien tantas noches inolvidables nos ha regalado. La cancelación de nueve conciertos en Estados Unidos, República Dominicana, Costa Rica, Puerto Rico y México le supondrán un dolor profundo. No te apures, Raphael, pues tu fiel público –el más leal imaginable, como sabes– te guardamos los vítores y aplausos para tu regreso a los escenarios. Estamos contigo, por admiración, por respeto y porque te queremos. Nunca nos defraudaste, Raphael. ¡Fuerza! ¡Te esperamos!