Opinión | 30 años de l'Horta

Una edición que palpita con su comarca

La sección de l'Horta cumple sus tres décadas de vida narrando el episodio más traumático que ha asolado gran parte de los municipios de la comarca en este siglo

Exposición sobre los 150 años de Levante-EMV en Torrent, en marzo de 2022.

Exposición sobre los 150 años de Levante-EMV en Torrent, en marzo de 2022. / Miguel Angel Montesinos

No puedo empezar de otra manera que no sea refiriéndome a la inmensa tragedia que hemos vivido, estamos viviendo y viviremos todavía durante un tiempo en l'Horta Sud. No hay opción. Miles de nuestros vecinos y vecinas han resultado afectados; más de dos centenares han fallecido; hay personas a las que todavía no se ha podido encontrar, y hay un paisaje de la memoria -individual y colectiva- completamente arrasado. Es el momento histórico más duro, desolador y horroroso que hemos tenido que vivir en mucho tiempo. Y eso que, como comarca, ya hemos sido golpeados en numerosas ocasiones con hechos aterradores: el accidente del metro de 2006, el del tren de Feycu en 1980, el incendio terrible de la Vallesa, la pandemia...

Si no hubiéramos sufrido esta fatídica dana del 29 de octubre, supongo que me habría sentado frente a la pantalla para contarles, seguramente, que yo aprendí a leer con un libro que se llamaba 'Pau, un xiquet de l'Horta' allá por los primeros años 80, y que fui a una escuela de ámbito comarcal donde todos los pueblos parecían uno solo, palpitando al mismo tiempo, un único pueblo que solamente se fragmentaba en muchos a la hora de coger el autobús de vuelta a casa.

Sin esta fatídica dana, les hablaría de un profesor que en la universidad me dijo que 'el mejor periodismo era el periodismo local y comarcal' mientras yo le observaba con una mueca de profundo desprecio y soñaba con las fronteras de los conflictos bélicos mundiales que apasionaba cubrir desde ya. Jamás fui, claro. Cambié hipotéticas trincheras por acequias milenarias y desgastados pasaportes plagados de cuños extraños por el profundo conocimiento de una comarca que me reenamoró por su enorme vitalidad, sus costumbres, su generosidad y su emprendedurismo.

El destino me trajo a la edición de l'Horta de Levante-EMV a finales de los años 90, poco antes de acabar la carrera, y ya nunca me fui. A lo largo de estos 25 años en la casa he cambiado varias veces de lugar y de responsabilidad pero l'Horta siempre ha estado ahí. Quizás porque tuve un gran maestro, Paco Piera, quien me enseñó a recorrer sus pueblos y calles con respeto y sin juicio ni prejuicio, con la mente abierta a escuchar todo aquello que quisiera ser contado y escuchado, viniera de donde viniera. De él aprendí, y por eso le estaré eternamente agradecida, que hacerse cafés con todo el mundo no hacía daño a nadie y que igual que se da, hay que saber encajar. Podría enumerar las decenas de compañeros y compañeras, periodistas, fotoperiodistas y comerciales que han pasado por la edición de l'Horta desde su creación. L'escola de comarques, ya saben. Decenas de personas que han puesto su pedreta para que esta sección sea todo un referente de periodismo local y comarcal. Pedreta a pedreta.

Desde Puçol a Silla

Desde Puçol a Silla, el equipo formado por Pilar Olaya, Violeta Peraita y Abraham Pérez, dirigidos por Alfredo Castelló, son ahora los mejores puntas de lanza de un legado que viene de muy lejos. Un equipo que, literalmente, se ha calzado las botas de agua y se ha metido hasta lo más hondo del barro día tras día para difundir las voces de todas aquellas personas que han sufrido y narrar este acontecimiento, terrible e histórico, que nos ha tocado vivir. Periodismo de trinchera comarcal como existen pocos.

Volverá la belleza a las calles de Picanya, la vitalidad a las de Paiporta, el comercio a las de Aldaia, el emprendedurismo a Benetússer, la creatividad a Sedaví, la lucha combativa a Alfafar, el impulso y la participación a Catarroja, los caminos a Torrent, la eterna amabilidad a Massanassa y la tenaz resiliencia a Albal. Tornarem! cuelgan los carteles en los balcones de las casas. Y como llevamos haciendo desde hace tres décadas, Levante-EMV estará allí para dejar constancia de su renacer. Porque somos de aquí y no nos vamos.

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