Opinión

València ni olvida ni perdona

¿Cuántas muertes necesita el País valenciano para apartar del gobierno a patibularios “sillones” como en el caso del accidente del Metrovalencia -dependiente de los Ferrocarriles de la Generalitat- en el año dos mil seis, con cuarenta y tres personas muertas y cuarenta y siete heridas o la catástrofe de la Dana del veintinueve de octubre de dos mil veinticuatro con doscientas veinticuatro víctimas mortales, -a día de hoy-, y cerca de tres mil heridos? ¿Esperando a llenar las arcas antes de hacerle un Barberá a Mazón?

¿Qué entienden en la Consellería de Sanidad como “patologías de la Dana”? –el catorce de enero se llevará a cabo el discurso pertinente en Les Corts Valencianes-. ¿Por qué no lo son la hipotermia, infección respiratoria o traumatismos según declaraciones del responsable? Casi ciento veinte mil personas han sido atendidas y no se ha “detectado nada que se salga de la normalidad”, apunta. ¿En manos de quién está el pueblo del País valenciano? Otro conseller –el de Educación- tras la petición de dimisión esgrimió: “Bueno, eso es lo de siempre”.

El pueblo valenciano ya no acepta la traición y mala fe de sus gobernantes. “Mazón criminal” es la pancarta que recorrió por tercera vez las calles de València junto a la imagen del actual presidente de la Generalitat y dos manos gigantes ensangrentadas encabezando el bloque de la CGT (Confederación General del Trabajo). ¿Cabe alguna duda de que muchas vidas se hubiesen salvado si la caterva de innombrables aposentados en la molicie institucional hubiesen cumplido con el trabajo por el que se les paga? ¿Acaso no se les revuelven las tripas al ver los inúmeros videos de personas atrapadas en negocios, subidas en techos de coches mientras les arrastra el agua y el fango, enterrados vivos por el lodo, atrapados en una trampa mortal sin ser avisados impedidos de abandonar los bajos y locales donde estaban, agarrándose a los árboles, trepando a cubiertas de gasolineras o sobre jaulas de botellas de butano?

Cabe recordar que a Hitler los errores continuados y las diversas equivocaciones cometidas “prácticamente al mismo tiempo”, lo llevaron a su fin. “Durante situaciones dramáticas nos han gobernado mal, cruelmente, con absolutismo, pero esa gestión se está acabando” relataba la fundadora del Partido Republicano Socialista Irlandés Bernadette Devlin, nieta de barrendero, hija de carpintero y exdiputada de la Cámara de los Comunes. “Somos testigos de sus convulsiones de agonía”, apostilló. ¿Para cuándo establecer gobiernos responsables, realmente representativos de la democracia y comprometidos con la población?

Maniobras groseras y mezquinas siguen activas en el siglo veintiuno mientras la “multimillonariocracia” se traga territorios físicos y virtuales siendo la mentecatez la perfecta e inefable lacaya para implementar el “nosotros contra ellos” obviando a las víctimas de cualquier especie que sucumban por tal maquinación.

En el turno de gobierno implantado desde la llamada transición española, al País valenciano le ha tocado la quintaesencia de incapaces e inmorales adalides pero València ni olvida, ni perdona, tal como pregonan las argentinas “Madres de Plaza de Mayo”. La crisis en el gobierno del País Valenciano no se puede disimular por mucho enredo demagógico frente a la verdad, al igual que nada ha podido, ni puede, ni podrá acallar la esperanza joven y su desinteresada voluntariedad empática con las ochenta y cuatro poblaciones destrozadas que aún padecen el suplicio de haberlo perdido todo, juventud que desde el primer momento ayudaron sin necesidad de ordenanzas ni salarios astronómicos.

Ningún contenido en medios de comunicación evitará la caída en barrena, girando continuamente sobre sus mentiras, de quienes no quisieron avisar al pueblo. Títeres chulescos, sin apenas hilos que les sustenten, se desbaratan a vista pública, día tras día. València ni olvida, ni perdona. “Ustedes saben, tanto como yo, que está muerto políticamente” se afirma de Mazón mientras que en los sillones derechistas no levantan la cabeza y en los de ultra derecha se frotan las manos. ¿Acaso piensan ciertos gerifaltes que la población ha firmado un irrevocable contrato de sumisión para consentir sin más tales crímenes? “Lo único que puedes controlar en este mundo son tus pensamientos y acciones” se afirma en la filosofía estoica. ¿Cómo se puede excusar a dirigentes advenedizos que por sus acciones mueren personas? Curiosamente el actual y retocado –no solo ocularmente- presidente del Partido Popular discurseó: “El único político que ha estado gestionando en el ámbito de sus responsabilidades asumiendo una remodelación en su gobierno y asumiendo y uniendo su propio futuro a la reconstrucción de los efectos de las riadas de València ha sido el president Mazón, creo que eso debe de ponerse en su haber porque eso es justo y porque además es verdad”. ¿Qué trasluce tal declaración? Puntualizando en el además, el consabido hecho de que hay un reguero de mentiras sustentando cualquier discurso exculpatorio, para regir los destinos de un pueblo no basta con salir en los medios de comunicación esgrimiendo mensajes vacuos.

València ni olvida, ni perdona. Se dejó morir a personas cuando la alerta roja estaba activada por parte de organismos específicos. ¿Cómo olvidar, cómo perdonar que personas ancianas, personas imposibilitadas, atrapadas en sus casas, en residencias de mayores esperasen aterrorizadas a que el nivel del fango les fuese tragando? ¿Cómo olvidar, cómo perdonar que los coches fuesen ataúdes arrastrados, atrapados bajo piedras? ¿Cómo perdonar tanto dolor? ¿Qué posición piensa poder mantener el PP respaldando a balandrones que a la larga se chivarán -de lo que sea- a poco que se les ate a la rueda del suplicio mediático concienzudo? ¿Puede existir alguien que asuma decentemente el trono del País Valenciano entre la corte derechista y ultraderechista taurómaca? ¿Qué capitulación matrimonial política hace posible que la población no importe a la hora de colocar a dirigentes autonómicos? ¿Qué complicidad espera tener el masacrador para salvar el pellejo? Hermanastros de la Gürtel se frotan las manos ante la avalancha de negocio tras la Dana mientras que la Agencia Valenciana Antifraude quedó disuelta como azucarillo nada más pisar el terreno el bullanguero equipo patriotero.

“En la vida, antes que cualquier otra cosa soy papá” confesaría el presidente de la Generalitat según un artículo de la periodista Patricia Nuñez. En la Dana nueve han sido las víctimas mortales menores de edad, “siete menores de siete años”. València ni olvida, ni perdona.

¿Qué espera la oposición política para mover ficha eficazmente? ¿Ultra carroñeros esperando alimentarse del agonizante PP valenciano? ¿Por qué se aborda el tema Mazón de forma alambicada? Tres inmensas manifestaciones, -por ahora-, en València exigen que crueles truhanes abandonen las riendas de la población, de sus vidas, de su economía, de su medioambiente, de su cultura, de su educación, de su sanidad, de su bienestar, de su territorio, de su fauna, de su juventud, de sus mayores, de todo. “President a Picassent”, “¡Mazón dimisión!”. Reconocía el gerente de una de las tiendas Badwin Discount Center de Litle Rock (Arkansas), Harry Sipson, que el apoyo mutuo en cualquier conflicto es altamente resolutivo: “Hice que mi problema fuera de ellos, problema que yo no hubiera podido resolver sin su ayuda y apoyo”. Cada veintinueve de mes València saldrá a la calle haciendo sonar esa alarma que alertaba cuando el pueblo moría desde hacía horas. Mohamed El Baradei, presidente de la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica), sentenciaría que, “la falta de una buena gobernación, que a su vez genera injusticia, cólera y humillación, es un caldo de cultivo ideal para la violencia de múltiples clases: extremismos, conflictos civiles y las guerras”. “¡Mazón dimisión!”.

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