Opinión

Lo realista es prorrogar y un macrodecreto

Una mayoría para unos presupuestos sería un respiro para Mazón en tiempos turbios en los que Vox tiene ya el viento a favor

El president Carlos Mazón durante una visita a las obras en la CV-36 en Torrent

El president Carlos Mazón durante una visita a las obras en la CV-36 en Torrent / EFE/Biel Aliño

Es una rareza empezar año y ponerse a intentar sacar unos presupuestos de la Generalitat, pero todo es extraño en estas tierras desde el último 29 de octubre. Y eso es en lo que estamos, intentando que todo parezca algo tan normal como negociar unas cuentas cuando buena parte de lo que tenemos alrededor es destrozo y urgencias. En todo caso, no creo que pase. No, porque las navidades no han transformado la atmósfera política y todo indica que el ambiente de contaminación en el que estamos instalados desde que se declinó la asunción de responsabilidades va a persistir en esta nueva fase, ahora en torno al proyecto de presupuestos, que coincide con el nuevo año.

Lo primero que hay que tener claro es que Carlos Mazón es el primer interesado políticamente en abanderar unos presupuestos. En tiempos en que casi no hay día que algún medio de comunicación desde Madrid (de distinta orientación) le señale como un lastre para el proyecto de Alberto Núñez Feijóo, ofrecer unas cuentas, aglutinar una mayoría más allá de los escaños insuficientes del PP, sería algo más que un respiro: sería una señal de credibilidad, estabilidad y consistencia frente a las desconfianzas.

Los cortejos y gestos a Vox (que no son nuevos, porque la complicidad nunca se ha perdido, ni después de la salida de los radicales del Gobierno en julio pasado ni tras la gran riada) son comprensibles, porque es la única opción posible y real en busca de ese anhelo de una mayoría en las Corts. No debería ser así en un país ideal en una situación tan trágica como la que la Comunitat Valenciana sobrelleva, pero el clima es el que es y los tiempos son los que son, y ya he dicho que tampoco creo que el president haya hecho lo necesario para reclamar manos tendidas a los demás.

Es lógico así que Mazón quiera volver a intentarlo con Vox, pero el problema con ellos (y el líder del PPCV lo ha sentido en sus carnes) es su impredecibilidad y disciplina. Parece contradictorio, pero la realidad es que por mucho que negocie aquí, por mucho que ceda con los de aquí, siempre puede llegar en el último minuto el dedo de Santiago Abascal y echarlo todo por tierra, sin que los de aquí rechisten, que el respeto a la jerarquía han demostrado que lo tienen asumido. Y al fin y al cabo, si se trata de táctica y estrategia, ¿qué gana Vox dando un balón de oxígeno a Mazón cuando las encuestas les van bien y el viento internacional reaccionario sopla a su favor? ¿Para qué hacer si con no hacer la cosa va?

En fin, para no confiar demasiado. Por eso en el PP valenciano admiten que lo de los presupuestos está difícil. Lo más realista, y más con la presión del tiempo, es una prórroga de las cuentas de 2024 y, eso sí, apoyarse como novedad en un macrodecreto de reconstrucción con los fondos extraordinarios reunidos principalmente del Gobierno de España (que ya es paradoja). A una iniciativa vestida con tales ropajes de emergencia y necesidad es difícil que Vox pueda decir que no. Incluso para PSPV y Compromís no sería fácil encontrar argumentos potables para rechazarla.

Con todo, no sé si lo realista tiene algún valor en tiempos tan volátiles y en los que la dinamita verbal es el valor que cuenta. 

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