Opinión | la ventana

El placer trastornado

El inicio de año nos ha pillado preguntándonos qué hacemos con el viaje a Mallorca. A falta de dar la confirmación, lo que más dudas nos genera es que estamos hablando de diez noches y, aunque tenemos conocidos, tampoco es que sean tantos.

Cuando nos encontramos en las últimas horas para sellar la respuesta salta a las pantallas la entrega de una de las guías de viajes más importantes de la faz de la tierra y en ella, la californiana Fodor’s, desaconseja dejarse caer por aquellos lares calificándolo ni más ni menos que de destino prohibido junto a los de Venecia, Barcelona y Canarias.

Los editores advierten que visitar estos lugares «rara vez da como resultado viajeros felices», debido a las problemáticas relacionadas con la saturación dentro de las que se incluyen las tensiones que estallaron el verano pasado a cuento de la masificación por lo que en «los locales de ocio no te quieren». Obviamente se trata de una publicación dirigida a un público de habla inglesa e igual por ahí podríamos escaparnos. Pero no podemos hacernos trampas al solitario.

Sea tu idioma el que sea, viajar se ha convertido en un quebradero de cabeza. Los aeropuertos son antipáticos. Como buenos urbanitas, nuestros planes siempre han girado en torno al imán de ciudades europeas con el aliciente de encontrar hueco en algún concierto, empaparnos de iglesias y museos y probar restaurantes que no sean despiadados. Al vivir en la costa, nunca nos tentó mirar hacia otra. Bien pues, de los últimos cinco saltos, este sería el cuarto a una isla.

El anterior, a una desértica donde no había apenas nada que ver ni por lo que padecer. Un disfrute del que vuelves nuevo. Y claro, al encontrarnos ahora con este diagnóstico de Fodor’s, la indecisión se dispara.

También demoniza Bali, Kyoto, Tokio y el Everest. Teniendo en cuenta que el hotel nos lo han colocado en Magaluf porque es lo que quedaba es posible que, dentro del género de aventura, supere a lo que es hoy en día encaramarse por el monte del Himalaya. En fin, como para pensar en la ensaimada.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents