Opinión | tribuna
Deshielos e incrédulos

Cañas y restos de la dana en la playa de Sueca. / Agustí Perales Iborra
El calentamiento global alcanzó en el año 2024 recién terminado su nivel más alto de la historia con una temperatura media diaria de 15’12 grados. Lo dice el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), dependiente de la Comisión Europea. Los incendios que en los últimos días han asolado Los Ángeles no ayudan, precisamente, en la dirección contraria, en la de ayudar a rebajar ese calentamiento. Al contario, estos incendios constituyen el desastre natural de mayor magnitud de la historia. No sólo en cuanto a extensión sino, también, en coste económico de su reconstrucción. Estos incendios se añaden a los que se sucedieron a finales del pasado verano en diversos países de Sudamérica. Según algunos estudios, sólo Brasil había lanzado hasta entonces 180 megatoneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Unas cifras terribles y que deberían hacernos recapacitar. A ellos hay que unir que los mayores glaciares del mundo han perdido ya una media de 28’6 metros de hielo. Incluso, algunos estudios predicen que el primer día sin hielo en el Ártico podría llegar antes del año 2030. Poca broma con esto, por supuesto. Ojalá estas predicciones no se confirmen, por el bien de todos, que no caigan en el olvido, en el vacío o en el ninguneo.
Sin duda, en los últimos tiempos estamos recibiendo mucha información, avisos, advertencias e informes que no hacen sino insistir en la necesidad de trabajar, si cabe con más ímpetu y decisión, en la línea que en su momento ya trazó el Acuerdo de París del año 2016, en el que se preveían una serie de medidas para evitar que el calentamiento global no supere los 1’5 grados a través de una reducción notable de las emisiones. Precisamente, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024 (COP29), celebrada en Bakú, abundaba en esa línea. Si bien se alcanzaron algunos acuerdos todavía queda mucho trecho, mucho trabajo en el que muchos países deben ponerse de acuerdo. En el horizonte, la COP30 que tendrá lugar, precisamente, en Brasil, un país azotado en su momento por las políticas del negacionista Bolsonaro que a día de hoy todavía está pagando.
El acceso de Donald Trump a la Casablanca, como así han decidido sus ciudadanos, no ayudará a rebajar ese calentamiento. Su preferencia por «perforar» para extraer combustibles fósiles como el gas y el petróleo auguran malos tiempos para los que apoyamos la reducción de las emisiones como una de las herramientas para conseguir un mundo habitable, más justo y con un equilibrio en términos ambientales. Algunos predicen que Trump podría desmantelar todo el ordenamiento jurídico de Estados Unidos sobre leyes climáticas que apuestan por las energías renovables. Además, en su mandato contará con su asesor de cabecera, el empresario Elon Musk, caracterizado por sus ideas conspirativas y sus medios al servicio de la desinformación y los bulos. El cóctel perfecto para un personaje como Trump.
El mundo se sitúa en un momento crucial, en un debate interesante y obligatorio sobre la necesidad de abundar en las políticas ambientales que propugnen, sin ambages, una reducción de las emisiones de dióxido de carbono como fórmula para mitigar las cada vez más habituales catástrofes naturales: inundaciones, incendios devastadores, sequías o huracanes. En el Ayuntamiento de Riba-roja de Túria somos conscientes de su importancia, frente a escépticos y negacionistas
- Dieta del agua: Cómo adelgazar varios kilos a la semana y no pasar hambre
- La jueza señala que las muertes de la dana eran 'evitables' y que la emergencia competía a la Generalitat
- Fallecen dos personas en un incendio en València
- Salud Pública rastrea un goteo de pacientes con vómitos y diarrea tras una gala fallera en Alzira
- Confiscadas 27 toneladas de cocaína mezclada con zeolita enviadas desde el Puerto de València a Zaragoza
- Metrovalencia recupera parte del trayecto afectado por la dana entre quejas de los usuarios: 'Esto es un caos
- La dana deja en la calle a 80 trabajadores de una empresa de Sedaví
- Luz verde a un nuevo PAI con 144 viviendas en València