Opinión

Valencia retrata al PSPV

Diana Morant y Carlos Fernández Bielsa

Diana Morant y Carlos Fernández Bielsa / ger

«Contra gustos no hay disputas», cantaba Serrat, pero los socialistas parecen estar en otra onda musical en la provincia de Valencia, prestos a la batalla. Ellos sabrán, pero da que una operación de toma del poder interno lanza demasiados mensajes contradictorios al exterior en el peor momento.

Si tenemos en cuenta cómo está la provincia de Valencia después de la catástrofe del 29 de octubre, se hace difícil explicar que se gasten esfuerzos en una pelea interna y que los alcaldes (muchos de ellos inmersos en la gestión de la dana) tengan que dedicar tiempo a estas refriegas orgánicas.

Si tenemos en cuenta que los focos están sobre Mazón, sacar algunos de ahí para ponerlos en cambiar la cúpula del partido por desavenencias, afinidades y corrientes internas, que es lo que hay siempre en estas guerras de poder, se antoja complicado de argumentar.

Si tenemos en cuenta que el actual líder en la provincia, Carlos Fernández Bielsa, no da indicios de apartarse, cualquiera que conozca un poco el planeta socialista sabe que no va a haber una victoria aplastante, sea de quién sea, con lo que el resultado seguro será el de un partido roto en dos tras una batalla campal en un contexto de desafección política tras una desgracia para cuya recuperación falta mucho.

Lo que pase, al final, será un retrato del PSPV. Será una forma también de exhibir qué liderazgo quiere Diana Morant. De marzo a esta parte, ella y Bielsa han demostrado su poca capacidad para entenderse. Lo que viene abre dos interrogantes: primero, si la líder puede detener una operación guerrera de algunos en quienes se ha apoyado y, segundo, si ambos pueden repensar un nuevo marco de relaciones y evitar la batalla.

«Prefiero querer a poder», cantaba Serrat, pero la política no es poesía, y poder es un verbo cargado de realismo.

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