Opinión | En el barro

¿Por qué todo va mal si hay tanto compromiso?

Pedro Sánchez junto a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé durante su visita de ayer

Pedro Sánchez junto a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé durante su visita de ayer / Miguel Angel Montesinos

Escucho a Pedro Sánchez, con su tono reposado, tranquilizador, y parece que todo está bajo control. Veo a Núñez Feijóo acudir al estand de Fitur, tres días después de haber anunciado un ‘plan Valencia’, y parece que existe un compromiso total . Escucho después a los alcaldes y leo a afectados y lo que queda delante es un Annapurna (la montaña más letal del mundo) por su vertiente más complicada. No es una anécdota la explosión de ira del 3 de noviembre. No son casuales las tres manifestaciones contra el jefe del Consell, cada una con más de 80.000 personas. No es inocente la ausencia de los principales mandatarios en la zona cero.

Entonces, si hay tanto compromiso, si tanto se ayuda, ¿por qué parece que todo va mal? Mi primera respuesta es recordar un año (hace un siglo) en el colegio, en el que la profesora y el director estaban peleados. Él cuestionaba sus métodos y su forma de tratarnos y ella ‘rajaba’ de él cuando podía. Estudiamos, qué remedio, pero no aprendimos casi nada porque estábamos más interesados en aquella batalla . Quiero decir que el clima de confrontación desde la primera hora y de traslado de culpas (ahí seguimos: Carlos Mazón insistió ayer en el silencio del presidente de la Confederación del Júcar, inexplicable, por otra parte) ha ayudado a enardecer a la sociedad. Quiero pensar que una verdadera cooperación hubiera relajado el ambiente y eliminado fango mental. O eso o quizá el mundo hoy ha decidido que necesita política con bilis e ira.

Por lo demás, Sánchez ha regresado a Valencia. Tarde. Muy tarde. Ha sacado el elefante de la habitación que era esa ausencia. Ahora queda estar cerca de los afectados, sin mediación, y hablar y acordar con el president de la Generalitat. Por la institución.

Tracking Pixel Contents