Opinión | Tres meses de la dana
La DANA en Montroy: Entre la tragedia y la reflexión necesaria
Las pérdidas materiales y el sufrimiento humano no pueden convertirse en un ciclo anual. Debemos aprender de lo ocurrido, actuar con responsabilidad y priorizar la seguridad de las personas por encima del desarrollo sin control.

Reflexiones tras la dana
La DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que sacudió la Comunidad Valenciana en octubre de 2024 dejó una marca indeleble en municipios como Montroy. Las lluvias torrenciales, típicas de este fenómeno meteorológico, superaron cualquier previsión y pusieron a prueba la capacidad de respuesta de las autoridades, así como la resiliencia de los vecinos.
En Montroy, los desbordamientos de barrancos y casi el desbordamiento del rio Magro, junto con la acumulación de agua en áreas urbanas causaron estragos. Viviendas inundadas, negocios paralizados y carreteras y caminos intransitables fueron solo algunas de las consecuencias más visibles. Lo más preocupante fue la sensación de vulnerabilidad de los ciudadanos frente a un problema que, aunque recurrente, parece tomar a las autoridades por sorpresa cada año.
Sin embargo, esta DANA no es solo un fenómeno natural; también es un recordatorio de la necesidad de un replanteamiento profundo en materia de urbanismo y planificación. En muchos municipios, incluida Montroy, se han desarrollado infraestructuras en zonas que, históricamente, eran inundables. La ocupación de ramblas y áreas de riesgo multiplica los efectos de las lluvias, convirtiendo lo que podría haber sido un problema menor en una catástrofe de mayor magnitud.
Por otro lado, las iniciativas solidarias han demostrado el poder de la comunidad. Vecinos ayudándose unos a otros, voluntarios trabajando en labores de limpieza, y donaciones masivas desde distintas partes del país mostraron el lado más humano en medio del desastre. Estas acciones inspiran esperanza, pero no deberían servir para enmascarar la falta de planificación y prevención por parte de las autoridades.
¿Qué nos dice esto sobre el futuro? Si algo nos enseña el cambio climático es que fenómenos como la DANA serán cada vez más frecuentes e intensos. No podemos permitirnos mirar hacia otro lado. Es imperativo implementar sistemas de drenaje más eficaces, restaurar ecosistemas naturales que actúen como barreras naturales frente a las inundaciones y, sobre todo, planificar nuestras ciudades teniendo en cuenta el comportamiento natural del agua.
La DANA en Montroy debería ser un punto de inflexión. Las pérdidas materiales y el sufrimiento humano no pueden convertirse en un ciclo anual. Debemos aprender de lo ocurrido, actuar con responsabilidad y priorizar la seguridad de las personas por encima del desarrollo sin control. El agua tiene memoria, y la naturaleza siempre encuentra su camino. Está en nuestras manos decidir si seguimos repitiendo los mismos errores o si construimos un futuro más resiliente y consciente.
Por último, quiero expresar mi más profundo agradecimiento a todas las personas e instituciones que se volcaron con Montroy en estos momentos tan difíciles. Desde los cuerpos de seguridad y los servicios de emergencia que trabajaron sin descanso, hasta los voluntarios que, de manera desinteresada, aportaron su esfuerzo y tiempo. Asimismo, quiero reconocer la rápida respuesta del Gobierno central, que no solo declaró la zona como afectada gravemente por una emergencia de protección civil, sino que también agilizó los trámites para las ayudas económicas que tanto necesitan nuestros vecinos y empresas. Esta colaboración ha sido fundamental para empezar a devolver la normalidad a nuestro municipio.
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