Opinión | Tres meses de la dana

Sot de Chera, la soledad de los pequeños

Necesitamos volver a recuperar una infraestructura turística que, a día de hoy, es la única que garantiza nuestra permanencia como comunidad con ya más de 1000 años de existencia.

Reflexiones de la dana.

Reflexiones de la dana.

Sot de Chera es un pueblo en el que apenas pernoctamos 300 personas, al que la historia ha abocado a ser un pueblo donde el turismo se ha convertido en nuestro único recurso económico, en torno al que pivota el resto de las actividades económicas, de ahí que tengamos unas 800 casas. Ese recurso, con la excepción de las irreparables pérdidas humanas, ha sido el más golpeado por una Dana brutal, llevándose por delante unas infraestructuras que veníamos mimando desde que la inmigración enseñó sus garras y que nos ha permitido soslayar un destino al que nos veíamos condenados por la pobreza de otros recursos de nuestro entorno.

En Sot somos conscientes de las dimensiones de la catástrofe y de la afectación en áreas infinitamente más pobladas e importantes económicamente no solo para la nuestra región sino para el conjunto de España, pero también creemos que está justificada nuestra existencia por que preservamos un modo de vida y un territorio, y, más allá de la precaria normalidad en la que ahora estamos, y en la que todavía faltan asegurar servicios básicos como el agua para consumo, reposición de colectores para evitar focos de infección o la reconstrucción de puentes que comuniquen de forma estable las dos partes del pueblo, necesitamos volver a recuperar una infraestructura turística que, a día de hoy, es la única que garantiza nuestra permanencia como comunidad con ya más de 1000 años de existencia.

Tampoco nos abandona el temor de que aquello que reconstruyamos volverá a estar sometido a nuevas pruebas naturales. Por tanto se ha de construir con vocación de perdurabilidad y en este sentido adquiere especial protagonismo la presa del pantano del Buseo, que ha devenido una espada de doble filo, en el que el envés supone la principal garantía de una avenida de agua no tenga incluso peores consecuencias que las que ha tenido, y el revés que, si no hay un adecuado mantenimiento, y hasta ahora no lo ha tenido, corramos el riesgo de un colapso de la presa para un pueblo 5 km. aguas abajo.

¿Y cuál ha sido la respuesta de las administraciones supramunicipales a tres meses de la Dana? Aparte de visitas institucionales de apoyo y de actuaciones puntuales con mano de obra, de la UME en los trabajos de emergencia, que se agradecen ambas, fundamentalmente compromisos en las labores de reconstrucción. Seguimos esperando que se empiece con la reposición de puentes, que se pongan con los caminos, que la CHJ limpie barrancos y cauces, que Tragsa nos ayude con las acequias, o tener la garantía de financiación por el gobierno de unos daños que desde el municipio hemos valorado de primeras en torno a los 20 millones de euros y que se mantenga el estado de emergencia. Mientras, seguimos sintiendo la soledad de los pequeños pueblos apartados en todos los sentidos.

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