Opinión | Tres meses de la dana

Unidad, acción y esperanza en Paiporta

Esta tragedia no solo nos ha mostrado nuestra vulnerabilidad, también nuestra fortaleza. La solidaridad y el trabajo voluntario de la ciudadanía han sido un rayo de esperanza en medio de la oscuridad.

Reflexiones de la dana.

Reflexiones de la dana.

Han pasado tres meses desde que la DANA arrasó nuestras vidas y nuestras calles. Tres meses que han convertido a Paiporta en el epicentro de una tragedia que afecta a 84 municipios, dejando 224 víctimas mortales y 3 desaparecidos que siguen marcando el pulso de nuestra memoria colectiva. Las heridas están lejos de cerrarse. En este contexto, el reto de volver a una normalidad que se antoja lejana nos exige redoblar esfuerzos, unidad y determinación.

Los voluntarios y voluntarias, los propios vecinos y vecinas, y la Policía Local llegaron los primeros para socorrer a un pueblo que se encontraba a oscuras y sin capacidad de reacción. Y, junto a ellos, los ayuntamientos hemos asumido el primer frente de respuesta. En Paiporta, nuestros recursos se han volcado en la atención a lo urgente y necesario y sin estar preparados para lo que venía: retirada de vehículos, asistencia a las familias afectadas, reparto de recursos básicos a un municipio que no tenía ningún comercio en pie, asistencia sanitaria en condiciones precarias y gestión de donaciones.

Pero esta respuesta inicial, aunque necesaria, no es sostenible sin la colaboración decidida de las administraciones superiores. La ayuda es ahora más urgente que nunca. Los gastos extraordinarios que estamos afrontando amenazan con comprometer la prestación de los servicios habituales que garantizan el bienestar de nuestra ciudadanía. Un ejemplo claro: la ayuda recibida por parte de la Diputación de Valencia para la limpieza de garajes sólo ha cubierto el 10% de las tareas en Paiporta.

Además, la revisión estructural de los edificios debe abordarse con urgencia. Los técnicos alertan de que, en los próximos meses, pueden surgir incidencias debido a la DANA. Por otro lado, el Consorcio de Compensación de Seguros debe agilizar los pagos de las indemnizaciones. Muchas familias y comunidades de vecinos están paralizadas, sin poder avanzar en la reconstrucción de sus hogares, porque siguen esperando unas compensaciones que son su único salvavidas. Es prioritario que se actúe rápidamente para que viviendas, bajos comerciales y ascensores vuelvan a ser funcionales, especialmente para las personas con movilidad reducida.

Por último, no podemos olvidar el comercio local y la hostelería, dos pilares fundamentales para la vida y la economía de nuestros municipios. Sin un plan integral de reactivación coordinado con todas las administraciones, el tejido comercial que ha sido golpeado por esta tragedia podría desaparecer. Esto no solo significaría pérdidas económicas, sino también un golpe devastador para nuestra identidad y cohesión social.

Esta tragedia no solo nos ha mostrado nuestra vulnerabilidad, también nuestra fortaleza. La solidaridad y el trabajo voluntario de la ciudadanía han sido un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. Es momento de que las instituciones estén a la altura de esa esperanza. Debemos dejar a un lado las ideologías y la lucha política, rebajar el tono y unir fuerzas. La crispación no reconstruye viviendas ni repara corazones. Este es un llamamiento a la responsabilidad, a la empatía y a la acción.

Como alcaldesa de Paiporta, no puedo sino sentir orgullo por la resiliencia de nuestros vecinos y vecinas, pero también una profunda preocupación por las consecuencias que esta tragedia dejará a largo plazo. Las heridas invisibles tardan mucho más en sanar, y es nuestro deber garantizar que las personas afectadas reciban el apoyo emocional necesario.

Hoy, más que nunca, necesitamos confiar en las instituciones, fortalecer la colaboración entre administraciones y alejar el discurso del odio, que solo resta eficacia y esperanza. Los ayuntamientos estamos compuestos por ciudadanos que han vivido esta tragedia en primera persona, y que trabajan sin descanso para reconstruir nuestras infraestructuras y nuestras vidas. Pongamos el foco en lo importante: la unidad, la acción y la esperanza.

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