Opinión | Tres en línea

Zafarrancho de combate

Pedro Sánchez en el congreso del PSPV-PSOE en València.

Pedro Sánchez en el congreso del PSPV-PSOE en València. / Eduardo Ripoll.

El PSPV ha certificado en su quince congreso algo que todos sabíamos: que ya no existe como federación con voz propia dentro del PSOE. Pero, a cambio, los socialistas valencianos han recibido una muy buena noticia y el president Mazón una muy mala: las elecciones en la Comunitat Valenciana son cosa de Pedro Sánchez, el mayor depredador en esta selva en la que se ha convertido la política española, en general, y la valenciana, en particular. Morant, Bielsa, Soler, Bernabé, Raga, Franco, Alfaro… Da igual. Todos son contingentes, que dirían los cubanos. Sólo Sánchez es necesario. Y viene con hambre atrasada.

Sánchez tiene una ventaja competitiva frente a cualquiera de los que se le han opuesto hasta aquí. No es que nunca dé una batalla por perdida. Es que ni siquiera imagina un escenario donde una derrota no sea coyuntural y no se pueda revertir. Sánchez no quiere ganar: da por hecho que lo va a hacer, de tal manera que incluso cuando pierde sólo considera el contratiempo como un peldaño para tomar impulso. Claro que llegará un día en que la caída será irremisible. Sánchez no es dios, aunque los suyos, pese a declararse la mayoría ateos o agnósticos, así lo crean. Pero si se sitúa siempre por encima de Feijóo es porque el gallego le teme a ese día, mientras que Sánchez ni siquiera lo concibe.

El león no es el rey por su hermosa melena sino porque, en situaciones extremas, es capaz de devorar a sus propios cachorros con tal de sobrevivir, para espanto de Darwin y de todas las teorías sobre la preservación de la especie por encima de la del individuo. Pero entre tanto eso no ocurre, la manada se siente segura. Siempre, claro, que cumpla la disciplina que impone el jefe. Sánchez está arrasando con la autonomía de las antaño poderosas federaciones socialistas, poniendo al frente de todas las que puede ministros de su Gobierno que sólo le deben obediencia a él, y no a una militancia a la que ni siquiera se permite votar. Pero en tanto esa militancia parece convencida de que el fin -mantener el Gobierno- justifica los medios, el presidente y secretario federal tiene manos libres para hacer lo que quiera. Y lo está haciendo.

En su discurso ante los delegados, el líder del PSOE lo dejó muy claro: de este congreso del PSPV no sale una nueva dirección orgánica, la encabezada por la ministra Morant. Por muchos bailes de nombres que en ella haya, eso no es lo esencial. Lo que va a salir es la ley de hierro por la que se tendrán que seleccionar los candidatos en todas las listas, sean municipales, autonómicas o nacionales: gente dispuesta a dejarse la piel y, por supuesto, pasada por el filtro de Ferraz. Lo que Pedro Sánchez ha venido a dictar a València este fin de semana era algo que ya sabíamos, pero que necesitaba una declaración formal: ha tocado zafarrancho de combate. La legislatura acabó la trágica jornada de la DANA y ese día fue también el del comienzo de la campaña para las elecciones autonómicas. Unas elecciones en las que formalmente Diana Morant será la propuesta del PSOE para presidir la Generalitat. Pero el único candidato verdadero será Pedro Sánchez.

Eso prefigura un escenario muy difícil de combatir para el PP. Porque cada vez que Sánchez golpea a Mazón (al que le lanzó varios directos al mentón en su intervención) vapulea a Feijóo, al que ni siquiera necesita nombrar. Mientras que cuando Mazón ataca a Morant, ni de lejos roza a Sánchez. Y cuando arremete directamente contra Sánchez, no alivia su propio mal. Porque, como dice un queridísimo amigo, Sánchez tiene muchos trajes (el escudo social, la inflación, la bajada de tipos, la situación internacional, la ofensiva judicial, el fiscal general, la dependencia de Junts, los pactos con el resto de independentistas, el impuesto a la banca, el bono energético, la financiación autonómica y etc, etc), pero Mazón sólo tiene uno (la DANA) y cualquier mancha en esa única vestimenta se ve más.

¿Significa todo esto que los socialistas tienen una vía expedita para recuperar el poder que perdieron en 2023? No, para nada. Sánchez ha tocado a rebato para reclutar un ejército y aprestarlo a la batalla. Pero el problema para el PSOE es que sigue navegando el mismo río infestado de pirañas que cuando perdió las últimas elecciones. Contra lo que la leyenda popular sostiene, las pirañas no son unos animales voraces que pueden devorarte en segundos. Son unos peces pequeños que, en todo caso, hacen que te desangres lentamente por la multitud de pequeñas heridas que son capaces de producirte. Eso es Compromís y eso es también Sumar, la única plataforma electoral en España que tiene por sede una vicepresidencia del Gobierno, con los recursos que de ella dependen.

La DANA lo ha cambiado todo. Ha habilitado a los socialistas, cuyo líder, que tanto hizo porque el Botànic perdiera el Gobierno, ha dejado claro que ahora piensa implicarse para recuperarlo porque necesita los diputados que en esta circunscripción, cuarta que más escaños reparte, están en juego. Pero no ha resuelto la disputa interna de la izquierda sino que, lejos de ello, la espolea. La izquierda siempre prefiere luchar contra sí misma, antes que con sus rivales ideológicos.

Todo empieza a apuntar a un ‘superdomingo’ electoral, con urna municipal, autonómica y general, en mayo de 2027. A Sánchez le interesa agotar su legislatura tanto como a Mazón la suya. Los dos necesitan tiempo y no perder el control de los resortes que les protegen mientras puedan. Así que ese ‘superdomingo’ no es seguro, pero sí es una hipótesis probable. Y Sánchez ha venido a poner en marcha la maquinaria y a arengar a los militantes con el consabido «sí se puede». Pero la catástrofe también ha provocado una desafección generalizada contra la que el PSOE tiene que luchar tanto o más que el PP. Y es posible que a esa izquierda, que lidera el PSOE pero es más diversa de lo que ese partido representa, no le baste con atacar a Mazón ni manifestarse contra él, sino que necesite poner orden en sus filas y sus propuestas. Trabajo tienen.

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