Opinión | EDITORIAL

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Tras el XV congreso del PSPV: de la hipérbole a la responsabilidad

Diana Morant, hoy.

Diana Morant, hoy. / Eduardo Ripoll

El XV congreso del PSPV-PSOE que se cerró ayer en València venía marcado por la mortal riada del pasado 29 de octubre y esta ha sido la columna vertebral de casi todas las intervenciones. Ese mismo contexto obliga a la nueva dirección a pasar página pronto del debate orgánico y mirar hacia fuera, a una sociedad desgastada por la jornada terrible de las inundaciones y la gestión posterior. Una sociedad que está demandando empatía y rapidez en las soluciones.

Los congresos de los partidos son espacios naturales para la hipérbole y la autocomplacencia, pero harían bien Diana Morant y su ejecutiva en abrir la puerta desde hoy mismo a la autocrítica y, a pesar de las declaraciones sonoras de estos tres días, poner el foco en la atención a las necesidades de la ciudadanía más que en los resultados electorales de unos comicios que sobre el papel están aún a más de dos años vista. El PSPV, partido fundamental en la historia del autogobierno de la Comunitat Valenciana, cuyo poder ha ocupado durante más de veinte años, e integrante de la formación que ostenta en este momento la presidencia del Gobierno de España, está llamado a un ejercicio de responsabilidad por la ciudadanía y por el mismo futuro de un sistema democrático liberal que sufre la amenaza de los nuevos populismos radicales.

El congreso se ha desarrollado sobre un constante cuestionamiento del Gobierno de Carlos Mazón, con una sucesión de declaraciones altisonantes que muestran una sociedad fuertemente polarizada tres meses después de la dana. No se trata de asumir la gestión del Consell que encabeza el presidente del PPCV, ni de dejar de señalar su responsabilidad, pero en la medida que continúe siendo el presidente de todos los valencianos, la dirección socialista está llamada a propiciar un marco mínimo de diálogo que ayude a mejorar la coordinación de las dos administraciones y, con ello, la atención de los vecinos afectados y la aceleración de las tareas de reconstrucción.

En este sentido, con la riada dominando la vida pública, Morant ha decidido otorgar la presidencia del partido al comisionado del Gobierno para la reconstrucción. Sin entrar en los méritos de José María Ángel, un histórico de larga trayectoria, posiblemente había otras soluciones para esta figura de honor sin meter en la coctelera al Ejecutivo y a quien tiene un papel tan sensible en estos momentos.

Responsabilidad es una palabra clave también para la nueva etapa de Morant al frente de los socialistas valencianos, con un proyecto que ha contado con el respaldo de una amplia mayoría de los delegados de este congreso. Morant sale además más líder de la cita, en el sentido de que inaugura un ciclo con una ejecutiva decidida totalmente por ella, con menos equilibrios forzados que los de hace diez meses, tras el congreso extraordinario. Y un mayor liderazgo representa también una mayor responsabilidad. El funcionamiento y la orientación del partido en los próximos años (al menos hasta 2027), así como la gestión de las crisis internas que puedan surgir, están totalmente en sus manos, sin subterfugios posibles, si bien cuenta con el viento a favor de Ferraz y Pedro Sánchez. Es una de las claves que deja este congreso: el alineamiento entre la estructura autonómica y la estatal es absoluto. Los reconocimientos a la labor del Gobierno central en la Comunitat Valenciana han sido reiterados. No ha sido así en el pasado, pero este es uno de los rasgos diferenciadores de la era socialista de Sánchez en una coyuntura española e internacional compleja. No debería ser sin embargo un elemento que diluyera la identidad de la federación.

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