Opinión | Bolos

Subdirector de Levante-EMV

Los garitos subterráneos

Elevar a núcleos culturales los antros donde se bebía y fumaba entonces es la misma equivocación cometida con la ruta de las mescalinas

Uno de los paneles de la exposición.

Uno de los paneles de la exposición. / L-EMV

El revival nos lleva ahora a los noventa, en un no parar. Deconstruidos los ochenta para la eternidad en bibliografía, audiovisuales, musicales y pódcasts, la década heredera de la ruta fue bastante más híbrida, y aburrida, que la expuesta en «Desmemòria subterrània. Art, música i descaro a la València dels 90», que se ve en el Colegio Mayor Rector Peset hasta el 6 de abril. El arranque de la muestra comisariada por Marisa Giménez, Óscar Mora y Fernando García del Real sirve de excusa para entender el escenario oficial y alternativo del sector cultural contemporáneo. La consolidación de la estructura autonómica provocó una institucionalización creativa, sobre todo en las artes, con el IVAM y el Centre del Carme de entonces a la cabeza; y la consecuente promoción del diseño en todas sus facetas. La industria alrededor de Canal 9 estaba en pleno apogeo, y la creación literaria contó hasta mediada la década con una fuerte subvención y promoción pública, donde las novedades del libro lector y del escolar se confundían. La oferta musical creció exponencialmente, tanto de bandas como en salas, con programaciones sólidas donde destacaba el mítico Arena Auditorium (antiguo Pachá) de Emilio Baró.

El resto, lo subterráneo que subrayan, tuvo más sombras que luces. Eso está bien contado en la exposición a través de los testimonios de sus protagonistas, pero aquellos fanzines y todo lo que se alejaba del circuito comercial fue bastante frustrante, porque el esfuerzo y la dedicación nunca daba para una mínima subsistencia, provocando una dispersa multiactividad que en la mayoría de casos acababa en el abrigo público o en la diáspora. Aquellos alternativos noventa no fueron ni mejores, ni peores que en otros sitios, y para el testimonio de la época se ha tenido que acudir a los periódicos de entonces, donde destaca la hemeroteca de esta casa. Pero se ha caído de nuevo en el error de elevar a núcleos culturales los antros donde se bebía y fumaba, la misma equivocación cometida con la ruta de las mescalinas.

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