Opinión | Novaterra, viaje a la dignidad
Recuperar el medio rural a través del emprendimiento social

Un agricultor en el campo. / E.P.
El medio rural español lleva décadas enfrentando desafíos que han erosionado su vitalidad y cohesión social: la despoblación, el envejecimiento, la falta de servicios, la falta de infraestructuras y el abandono de actividades tradicionales. Sin embargo, los resultados de la investigación realizada desde el Instituto Universitario de Investigación en Economía Social, Cooperativismo y Emprendimiento (IudesCoop), en línea con los valores promovidos por la Fundación Novaterra, nos han mostrado que hay una vía para revertir esta situación: el emprendimiento social vinculado a la economía social.
En este «viaje hacia a la dignidad» del mundo rural, exploramos el emprendimiento social como un modelo de desarrollo, ya que no solo genera riqueza económica sino que también refuerza la dignidad de los habitantes del entorno rural al devolverles autonomía, cohesión y un sentido de pertenencia a sus territorios.
Como en todo viaje, es fundamental anticipar los posibles imprevistos que podrían ralentizar el avance. De manera equivocada, hemos considerado el envejecimiento de la población rural como un obstáculo. Sin embargo, debemos reconocer que, gracias a su experiencia y arraigo, representan una oportunidad. Así que, ¿y si lo vemos desde una perspectiva positiva? Las personas mayores son depositarias de conocimientos, tradiciones y vínculos comunitarios que pueden ser clave para dinamizar el territorio. Nuestra investigación destaca que el emprendimiento social puede adaptar sus estrategias para aprovechar esta riqueza generacional. Iniciativas como cooperativas agroalimentarias y cuidado de las tierras, proyectos de turismo rural, de acceso a las tecnologías de la información y comunicación y servicios de cuidado impulsados por y para personas mayores no solo generan empleo, sino que dignifican sus aportaciones y revitalizan la comunidad.
Este enfoque transforma la longevidad en un activo. Al involucrar a las personas mayores en actividades económicas y sociales, se fortalece el tejido comunitario, se evitan situaciones de exclusión y se promueve un envejecimiento activo que beneficia a todos. La dignidad del mundo rural pasa por valorar y aprovechar esta experiencia.
También es importante dirigir nuestra mirada hacia las mujeres, quienes presentan mayores tasas de inactividad, y se encuentran poco representadas en el mercado laboral formal, participando en actividades no remuneradas o informales. Entidades como las cooperativas y las sociedades laborales, gracias a su modelo de inclusión social, proporcionan un entorno laboral donde puedan desarrollar sus habilidades y participar en la toma de decisiones, lo que contribuye a fortalecer la equidad de género en el entorno rural.
Juventud rural
Otro punto de interés de la investigación efectuada tiene que ver con la juventud rural que se enfrenta una disyuntiva constante: quedarse en un entorno sin oportunidades o emigrar a la ciudad en busca de un futuro mejor. Sin embargo, el emprendimiento social puede ofrecer una tercera vía, que permita a los jóvenes desarrollar proyectos innovadores sin abandonar sus raíces. Nuestra investigación revela que, para lograrlo, es necesario brindar herramientas específicas como la formación en emprendimiento social, acceso a la vivienda, a financiación y a redes de apoyo que conecten a los jóvenes con otros emprendedores y con el mercado.
Un elemento importante es el fomento de proyectos intergeneracionales, donde la experiencia de las personas mayores se combine con la creatividad y el dinamismo de la juventud. Esta colaboración permite impulsar iniciativas económicas sostenibles, además de fortalecer el sentido de pertenencia y arraigo al territorio. La dignidad del entorno rural se construye cuando quienes tienen menos edad pueden imaginar y construir un porvenir en su propia tierra.
El medio rural necesita un respaldo institucional sólido. Las políticas públicas desempeñan un papel esencial para crear las condiciones necesarias para que el emprendimiento social prospere. Nuestra investigación subraya la necesidad de evaluar y optimizar los programas de desarrollo rural existentes, asegurando que respondan realmente a las necesidades de los habitantes y emprendedores rurales.
Iniciativas como los Planes de Desarrollo Rural (PDR) o los fondos de la Política Agrícola Común (PAC) deben adaptarse para facilitar el acceso a la vivienda, la digitalización y la mejora de infraestructuras. Asimismo, es fundamental fortalecer la colaboración público-privada para maximizar los recursos y potenciar las sinergias entre administraciones y entidades de economía social. Las políticas públicas no deben ser un parche temporal, sino una apuesta decidida por devolver la dignidad al medio rural, asegurando su viabilidad y sostenibilidad a largo plazo.
En este viaje les invitamos a tener esperanza, a descubrir cómo, desde el emprendimiento social, se puede potenciar la experiencia de las personas mayores, la vitalidad de los jóvenes, recuperar el valor de las mujeres y hacer un llamado a continuar con las políticas que favorecen la cohesión económica y social. Un recorrido cuyo destino final sea un medio rural vivo, sostenible y próspero.
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