Opinión | Viento albornés

Patriotas de hojalata

Primera cumbre de Patriotas en Madrid.

Primera cumbre de Patriotas en Madrid. / Efe/S.P.

Ni acero ni aluminio, la chaqueta metálica es pura hoja de lata, una chupa de chapa tallada con el yunque voxístico y el martillo rompedor genovés, a trumpazo duro: mucho ruido, pocas nueces y los ricos cada día más ricos e más poderosos, cual jamás lo fueron, convertidos en el quinto poder sobre los cuatro jinetes del apocalipsis blasquista, que arrollan a los tres poderes constitucionales y un cuarto vigilante, aunque entronizados lacayos de las inteligencias artificiales capitalistas y muy alejados de todo interés por lo humano o la supervivencia del planeta, pues mientras se autodenominan patriotas, de boquilla, exploran nuevos mundos para huir del desastre mortal que promueven para la chusma terrícola, o sea la ciudadanía.

El gran «éxito» de la internacional Neorreaccionaria consiste en cambiar el centro de gravedad de la vida de las personas, teletransportadas desde oscas realidades al mundo post-verdadero del bulo, los paraísos paralelos y otras metafísicas que circulan por la red de redes, entremezcladas con lo de siempre: bajos instintos religiosos, raciales, sexuales o clasistas que sirven para hilar discursos que alimenten las grandes bolsas de idiocia y analfabetismo que crea nuestro sistema educativo-cultural. Quien busque relacionarse y obtener información en un basurero, solamente llegará a opiniones o conclusiones apestosas y contemplará a un condenado tipo de 78 años convencer a una «mayoría» sobre que su rival político demócrata es un viejo.

Desde estas páginas advertimos que un regreso de Trump a la presidencia estadounidense acabaría con los despertares tranquilos oyendo las noticias de las siete, sin acabar de mensurar todavía la magnitud del regüeldo cotidiano, pasando del supositorio cada horas veinticuatro a bombas de racimo anegando los primeros veinte minutos de un informativo o llenando miles de columnas e tertulias en una semana, dejando pobre el jardín de las delicias de El Bosco. El gran arancel es impedir que la economía sea un instrumento social y la sociedad sólo lupanar (Santiago Matamoros dixit) para un sistema económico donde abreva su única patria, la pasta.

Hace pocos días Ximo Puig, último president digno del PV y embajador ante la OCDE, habló a los socialistas desde Alicante indicando que «el partido debe cimentarse en los principios de la Ilustración, los valores republicanos y la convivencia, que ahora se están cuestionando» (Levante-EMV, 11-febrero-2024), justo cuando se conmemora el aniversario de la decimonónica y breve I República española. Nada que añadir. Eso sí, seguimos esperando un movimiento catártico de la izquierda alternativa, que en las últimas elecciones generales se agrupó en el paraguas Sumar y es parte activa del gobierno, amén de necesaria para seguir frenando a los reaccionarios en las urnas, las calles y la hilarantemente llamada guerra cultural.

No podemos terminar este texto sin referirnos a esa «mancha que se sigue esparciendo», con acertada definición de Alfons Garcia en este diario, sobre la recuperación de gran parte de la provincia de València afectada por la barrancada homicida, donde se lanzan más mentiras que ayudas y el Consell usa la dana para reformar por la puerta de atrás la ley de l’Horta vía decreto y sin motivo, que viene a completar otras maniobras execrables para actuaciones en el litoral. Mazón no dimite, obstaculiza y va a lo suyo, la construcción-ladrilllazo, y la reconstrucción que la pague Sánchez sin impuestos ni presupuestos. ¡Ea!

Tracking Pixel Contents