Opinión

Físico y Diplomado en Ingeniería Nuclear. Director de Seguridad

Marzo de 2025 clave para nuestra estrategia energética

Vayamos directamente al grano, el titular se lo merece sin explicaciones previas, tampoco introducciones preparatorias. En marzo de este año 2025 nos lo jugamos todo desde el punto de vista de abastecimiento energético en nuestro país. Y este todo o nada, como si de un gran casino nacional se tratase, lo sabe el principal croupier que parece que no va a hacer nada por detener esta nefasta jugada : Cerrar las siete centrales nucleares hasta 2035 cuando se apagará la última planta de producción eléctrica de origen nuclear.

Se trata de una osadía nunca antes vista. Eliminar del sector eléctrico de nuestro país el 20% de la producción eléctrica segura, estable y económicamente competitiva que generan las centrales nucleares, por cierto funcionando como verdaderos relojes suizos, es una aberración energética sin precedentes. Demos a continuación argumentos que justifiquen esta rotunda afirmación.

La lucha por el cambio climático y el calentamiento global, siguiendo directivas europeas que exigen llegar al 2050 con cero emisiones de CO2, requieren la energía nuclear como energía 'verde' según la Comisión Europea, suponiendo en España el 40% de la producción eléctrica anual libre de emisiones.

El sistema eléctrico nacional para funcionar necesita una generación estable y potente, que regule la inestabilidad de producción eléctrica renovable intermitente y no concentrada. En este sentido, el 20% de la producción nuclear estable da consistencia y solidez al sistema eléctrico español, eliminarlo sería perjudicial al crear inestabilidades y oscilaciones en la red eléctrica, o bien habrá que echar mano del gas, más caro y contaminante. 

Las siete centrales nucleares de nuestro país, con su gran potencia de producción 7.117 Megawatios, funcionan el 90% de las horas del año, suponiendo unas garantías de suministro de envergadura y estabilidad en el sistema eléctrico, suponiendo el 20% de la producción eléctrica anual.

La gran mayoría de los países industrializados con uso de energía nuclear, han apostado por la operación a largo plazo, prorrogando el funcionamiento de sus centrales, y por la construcción de nuevos reactores de actuales generaciones y pequeños reactores modulares. Nuestras centrales se mantienen e implantan mejoras, con millonarias inversiones anuales y equipos de profesionales altamente cualificados que las sitúan a la cabeza mundial de seguridad y eficiencia.

Todos estos y muchos otros argumentos de peso específico que justifican de manera clara y contundente el uso de la energía nuclear para la producción eléctrica, socialmente tan demandada, se enfrentan a una ideología política radical y trasnochada, cuyo único argumento de peligrosidad ha quedado palpablemente obsoleto.

Si antes de marzo de 2025 no se adoptan decisiones por parte del Gobierno español, que permitan continuar el funcionamiento de las centrales nucleares de nuestro país, la central de Almaraz I en Cáceres, estará condenada a cerrar su producción en noviembre de 2027, al perder toda capacidad de maniobra en los planes y programas necesarios hasta entonces y así sucesivamente se irán clausurando el resto de plantas en nuestro país.

El cierre vigente supone una pérdida tecnológica y energética que nuestro país no se puede permitir fruto de decisiones irresponsables. Nuestro gobernantes deben reflexionar, la electricidad es un bien común y general que debe imponerse a la ideología política antinuclear. Las centrales nucleares de nuestro país se han ganado por derecho propio, seguir viviendo y produciendo aquello que tanto necesitamos, la electricidad segura y asequible para todos.

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