Opinión | Novaterra, viaje a la dignidad
A los 100 días de la dana: lecciones que aprender
"El modelo territorial y urbanístico valenciano (y también el de movilidad) se encuentra fuera de control"
"En el área metropolitana de València más de un 41 % de los viajes se realizaban, antes de la dana, en automóvil"
"Hay que pedir que l’Ajuntament de València disponga de un regidor dedicado a la protección de todos nosotros"

El barranco del Poyo en Picanya, el mes pasado. / José Manuel López
Un millón de millones. Esta es la cantidad de dinero que se calcula que el cambio climático borrará en valor de propiedades residenciales en los Estados Unidos en las próximas tres décadas, según un reciente estudio. Y eso sin contar las pérdidas humanas que comportará el negar esta realidad o evitar hacerle frente. El cambio climático no es una preocupación teórica, sino una dinámica tangible que remodelará todo nuestro sistema de propiedades, residencias, pero también valores de vida y organización del territorio y de la economía. La inacción no es ya posible. El mismo estudio señala que en los Estados Unidos, tres estados del conocido como Sun Belt, ya han sufrido el 40 % de los costes asociados a desastres naturales desde 1980 y que, en consecuencia, algunos condados de California, Florida y Tejas experimentarán caídas netas del 10 % al 40 % del valor de las propiedades hacia 2055. Y si a alguien le deja indiferente esta enorme depreciación del capital inmobiliario, sólo debe acudir a los 224 muertos de nuestra dana de octubre de 2024 y a las decenas y decenas de fallecimientos ocurridos en desastres semejantes en el mundo para darse cuenta de la magnitud del problema al que nos enfrentamos.
Estos datos deben hacernos reflexionar. Y lo deben hacer desde un profundo sentido antropológico de la existencia. Como catedrático de Geografía Humana jamás me he sentido tan interpelado por problema alguno (tal vez a la par que con el desastre humano de las migraciones) como cuando he analizado y me he aproximado a lo sucedido hace tres meses en l’Horta Sud y en las comarcas de Requena-Utiel, el Camp de Llíria y la Ribera. Es ahora cuando una auténtica geografía humana -¡y humanística!- debe entrar en acción y lanzar la necesidad de reflexionar sobre qué sociedad hemos construido y en qué modelo territorial estamos viviendo.
Un reciente artículo de Ximo García Roca en la revista Cresol (‘L’esperança en el fang’, número 174, enero-marzo 2025) ponía el dedo en la llaga cuando señalaba que «Si només aspirem a recuperar el que hi havia, estarem preparant la pròxima destrucció (…) Si vivim per a treballar, ens basten apartaments aïllats, famílies tancades, cotxes ràpids; si treballem per a viure, necessitem contacte, encontre, música, ball i pregària». El proceso de reconstrucción sólo puede ser abordado responsablemente desde la fuerza de una profunda reflexión humana. ¿Qué sociedad queremos? ¿En qué tipo de sociedad ha impactado la daba de finales de octubre? El papa Francisco, en su exhortación apostólica Laudate Deum advirtió ya sobre el peligro de escarnecer el cambio climático como «algo sólo ambiental, verde, romántico, frecuentemente ridiculizado por los intereses económicos». Ahora incluso los intereses económicos (como el mercado de la propiedad) están en peligro, como hemos visto al inicio de este artículo. Francisco, además, alertó del peligro del «paradigma tecnocrático», ya señalado en Laudatio Si, paradigma que hoy se vuelve a esgrimir para intentar «domesticar» y «vencer» a la naturaleza. Pero el problema es más profundo.
La dana de València nos ha enseñado también que los dirigentes públicos tienen una nueva misión entre sus encomiendas: proteger a la población. Como ya escribí al principio de esta crisis, hoy el modelo territorial y urbanístico valenciano (y también el de movilidad) se encuentra fuera de control y constituye un riesgo no sólo para las propiedades públicas y privadas, sino, como desgraciadamente se ha visto, para la vida de vecinos y vecinas. Esta constatación nos debe recorrer como un latigazo nuestra conciencia. Vivimos en un entorno expuesto y peligroso. Como señaló el profesor Martín Vide hace unos días en un seminario celebrado en nuestra ciudad convocado por la Universitat de València y dirigido por los doctores Joan Romero y Ana Camarasa, ya la revista científica Nature advirtió en una editorial de 14 de julio de 2021 que un deber de nuestros alcaldes y alcaldesas es proteger a la población del calentamiento extremo que sufren nuestras urbes. Tal vez ha llegado la hora de pedir que l’Ajuntament de València disponga de un regidor dedicado a la protección de todos nosotros con competencias transversales en ámbitos de diseño de edificios y plazas, vía pública y urbanismo, recogida de residuos o servicios asistenciales y que tenga como misión la de proteger a los habitantes de la ciudad ante el cambio climático.
Permítanme que, junto a la necesidad de esta reflexión honda sobre el modelo de sociedad y territorial que hemos construido, apunte la necesidad de reordenar prioridades, cambiar perspectivas y corregir modelos de movilidad. Hay que reescalar nuestras actuaciones: el marco municipal es insuficiente para plantear medidas eficaces de prevención, ordenación y reconstrucción. Se hace imprescindible actuar como mínimo en el ámbito metropolitano de València, con una visión generosa y amplia del territorio, al tiempo que se necesita una apuesta firme por un transporte público que reduzca la necesidad de utilización del coche privado para nuestros desplazamientos, especialmente de estudio y de trabajo. En el área metropolitana de València más de un 41 % de los viajes se realizaban, antes de la dana, en automóvil. Esto debe cambiar, tanto en sentido hacia la ciudad como entre los municipios del cinturón metropolitano.
Así pues, a los 100 días de la dana, hay que recordar que el cambio climático no es teoría: es muerte y destrucción de bienes. Y que para salir de esta situación se precisa una sabia combinación de una reflexión intensa de carácter antropológico sobre qué sociedad hemos construido y de unas medidas inmediatas de carácter territorial, urbanístico y de movilidad que ayuden a corregir las dinámicas materiales que agravaron la avenida de finales de octubre.
- Helicobacter pylori: así son los síntomas de la infección que afecta a la mitad de la población
- Bernabé señala que el homicidio de una mujer cuyo cadáver se halló en el maletero de su pareja no se cometió en Castelló
- Una negligencia deja a 43 vecinos sin cobrar la indemnización para reparar el garaje arrasado por la dana
- Las obras del Poyo «no habrían evitado la barrancada pero sí trasladado el problema»
- La Guardia Civil investiga el asesinato de un joven de Llíria tras hallar su cuerpo quemado en un campo
- ¿Por qué tengo ojeras si duermo bien? Descubre las 4 enfermedades que pueden ser la causa
- La sonrisa de Laia y su lucha contra el síndrome Kars
- El joven quemado en un campo de Llíria fue acuchillado y rematado de un golpe en la cabeza