Opinión | En el barro
¿Quién recogerá los pantalones después de Mazón?
Las llamadas al 112, el "no estuvo a la altura" de Feijóo, el desapego de Moreno Bonilla y otros, el comunicado de Camps pidiendo un congreso... ¿Qué relato contrarresta tanto dato?

Carlos Mazón, en un acto en València este lunes. / Jorge Gil/EP
El círculo se cierra. Por fuera y por dentro. Por la investigación judicial y por los movimientos políticos. Por los abandonos próximos y los desplantes desde Madrid y otros lugares más allá del pantano de Contreras. Así pasan los días para Carlos Mazón. Cuestión de tiempo.
Un día más y sale a la luz pública, por fin, el informe de las llamadas al 112. “2 metros y atrapados en primera planta. No pueden salir” (desde Utiel a las 15:37 del día D). “2 coches arrastrados por el agua a gran velocidad” (Cheste, 17:21). “Múltiples personas, desconoce cuántas, con heridos” (Chiva, 18:15). “Vecinos intentan sacar a mujer por barrotes casa, no pueden (Paiporta, 19:10). “2 personas cogidas a un pino en el barranco” (Aldaia, 19:31). Y así hasta más de 15.000 llamadas antes de que sonara la alerta. Antes de que el president llegara al centro de emergencias. ¿Qué relato contrarresta tanto dato, tanto informe?
Un día más y aparece Feijóo desde la distancia para darle el abrazo más doloroso: manifiesta su respaldo al barón valenciano y a continuación desliza que “no estuvo a la altura”.
Un día más y ya no es solo la prensa conservadora de Madrid la que se desprende de Mazón, lo es también alguna de la más cercana, que hasta hace unos días se agarraba a su relato.
Un día más y Juanma Moreno Bonilla responde al ser preguntado sobre si Mazón debería dimitir por su gestión de la dana que es una “decisión que tiene que adoptar” él, casi un calco de la respuesta el día anterior del presidente de la patronal valenciana. El desapego empieza a no ser materia reservada.
Un día más y llegan Camps y los suyos (esos que hace unos meses eran 25 contados y hoy son más de 200 cuando se juntan) y van a pecho descubierto con un comunicado (fuera fuentes y entornos) para exigir un congreso que dé la voz a la militancia. Puede que sea “un intento a la desesperada de tirarse a la piscina” de alguien con muchas ganas de volver, como decía ayer en privado un dirigente del partido, pero da cuenta de un malestar creciente en los propios, un clima que cada día se enrarece más. El círculo se va cerrando.
Un día más y el president y su equipo siguen firmes con su estrategia, inasequibles a los señalamientos. Un día más con su relato, repetido como mandan los cánones del contramárketing, aunque digan que la consigna es perfil bajo y el jefe del Consell despeje su agenda pública.
A Alberto Fabra, la llamada de Rajoy para relevar a Camps le sonó cuando recogía unos pantalones en El Corte Inglés. ¿Sonará ahora?
Un día más y a saber hasta cuántos. Bastantes si se hace caso a Feijóo, pero en política el cambio es la ley. La incógnita principal es quién. Hace tres años, Alberto Fabra contaba en una entrevista en este diario que, en 2011, la llamada de Mariano Rajoy le pilló en el párking de El Corte Inglés de Castelló recogiendo unos pantalones. “Camps va a presentar la dimisión y tú vas a ser el nuevo presidente del partido y de la Generalitat”. Sin anestesia. “Si al final Paco no dimite, esta conversación no ha existido. Y si dimite, tampoco ha existido”. ¿Quién estará recogiendo un día de estos unos pantalones en El Corte Inglés? Lo seguro, por mucho que Camps diga, es que, de nuevo, la llamada vendrá de Génova, que para el PP está en Madrid.
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