Opinión | Editorial

El momento obliga al PSPV a un plus de responsabilidad

La difícil coyuntura requiere de organizaciones políticas que generen confianza en la ciudadanía

Carlos Fernández Bielsa, Diana Morant y Robert Raga tras finalizar la reunión en la sede del PSPV en València

Carlos Fernández Bielsa, Diana Morant y Robert Raga tras finalizar la reunión en la sede del PSPV en València / Levante-EMV

Vaya por delante que la existencia de diferentes puntos de vista y la pluralidad de voces es saludable en cualquier organización, más aún en un partido político, que maneja ideas y proyectos para (se presupone así en todos lo casos) la mejora de la sociedad y la convivencia. Lo cuestionable, en el caso último del PSPV-PSOE y el duro enfrentamiento entre las dos candidaturas que optaban al liderazgo en la provincia de Valencia, es el nivel de beligerancia exhibido en un momento especialmente sensible para la ciudadanía, pocos meses después de la mayor catástrofe natural en décadas en España, que ha dejado 227 víctimas mortales y un rastro de destrucción y dolor que afecta a decenas de municipios, muchos de ellos gobernados por los propios socialistas.

En un momento socialmente crítico, la imagen que el principal partido de la oposición ha trasladado es la de una organización plegada hacia dentro, inmersa en una batalla interna de poder y no centrada en ayudar a resolver los problemas y las necesidades de la ciudadanía tras una tragedia de magnitudes históricas. Ese ha sido el primer y principal error de una disputa intestina cuyo final, mediante intervención de la autoridad jerárquica, es la mejor evidencia de su esterilidad.

El segundo ha sido no solventar esa discrepancia interna de intereses antes de llegar a una guerra de primarias, con lo que implica de desgaste en campañas por cuestiones que en nada afectan a la sociedad.

Y el tercer error ha sido, tras el resultado tan justo como el registrado, no realizar un ejercicio colectivo de autocrítica y favorecer el encuentro, sino agudizar la imagen de fractura con una cruenta batalla de despachos.

La llamada al orden de la secretaria general autonómica ante el daño al partido debería haber llegado antes. El acuerdo de las dos partes hubiera sido socialmente más interesante antes.

La difícil coyuntura de la provincia de Valencia, que afecta a toda la Comunitat, requiere de organizaciones políticas y sociales fuertes y prestigiadas, que generen confianza en la ciudadanía. Episodios como el protagonizado por los socialistas de Valencia en el último mes van en el sentido contrario en un contexto global además que favorece el empuje de fuerzas populistas en los márgenes del sistema cuyo abono fundamental es la desconfianza en las instituciones.

En este complejo marco que nos envuelve, con una reconstrucción en ciernes tras la grave catástrofe, un gobierno valenciano cuestionado por la gestión del fatídico día y un orden mundial en ebullición, a los partidos tradicionales (y hoy estamos hablando del PSPV-PSOE) hay que reclamarles un plus de responsabilidad.

La socialdemocracia ha sido actor esencial en el desarrollo de la Comunitat Valenciana en estos más de 40 años de democracia y autogobierno, es el partido que lidera el Gobierno de España actualmente y está al frente de cerca de 200 municipios. El PSPV-PSOE ha de ser consciente del ejercicio de responsabilidad que le corresponde en este momento histórico de cara no solo a los congresos provinciales y municipales que se vienen encima, sino también a su labor de oposición en la autonomía fiscalizando al Consell, proyectando una alternativa sólida y favoreciendo una reconstrucción coordinada con el Gobierno central que garantice un futuro más seguro. n

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