Opinión | La ventana

Las flatulencias

Llegaba de Cehegín y se encontraba en Lorca donde las imágenes de ramblas desbordadas volvían a poner de manifiesto que estos fenómenos han venido para quedarse. López Miras ensalzaba la actuación de Aemet, de la unidad de Emergencias y de los Cuerpos de Seguridad del Estado. A la mañana siguiente era el alcalde de esta última localidad quien ofrecía el parte. Y como ellos, guardianes a porrillo de la cosa pública desde esos lindes hasta la Vall de Uxó y más. Para ninguno ha existido otra historia en el pórtico del fin de semana y en este propiamente dicho que estar pendiente de las crecidas y de actuar. Por lo que a comer se refiere ni acordarse.

Estoy convencido de que la gran mayoría habría actuado con la misma diligencia en cualquier circunstancia, pero resulta complicado evitar pensar que el efecto Mazón no haya jugado un papel de activación. Esto nadie se lo puede negar. Él mismo suspendió la agenda de una tarde ante el temporal menos bravío que el de octubre, se desplazó al Centro de Coordinación de Castellón sobre las cuatro aunque no pertenece a él para hacer seguimiento tardándose ná y menos en enviar la alerta roja de Aemet y se mantuvo presencialmente al frente del operativo hasta pasadas las once de la noche. Un día antes se habían cerrado no solo las universidades, que suelen ir a su bola ¿verdad, presidente?, sino más de 1.500 centros educativos en ciento setenta y tantos municipios, además de suspenderse las citas médicas, la entrada en museos e incluso la actividad parlamentaria, aunque de esto francamente ni nos dimos cuenta.

     Aseguran que el mandatario del Consell ha recibido consignas para que se deje ver menos. Que no se exponga tanto. Y pueden llevarse de Valencia el congreso de los correligionarios europeos para que no les salpique la marea. Pero aunque esto no sea plato -con perdón- de buen gusto, Mazón hará lo que ha perpetuado desde el primer día. Levantarse de la mesa, lavarse las manos y encarar una memorable digestión. Eso sí, entre eructo va, eructo viene.

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