Opinión

Se cumplen cinco años de la pandemia del SARS-COV-2 y la Covid-19, que paralizó el mundo

Se cumplen cinco años de la pandemia del SARS-COV-2 o coronavirus y de la Covid-19

Se escribe (la Covid-19) con el artículo femenino singular al principio 'la' delante

También puede escribirse (el Covid-19) con el artículo 'el' también al principio

No obstante, ambas opciones son consideradas válidas, y el uso femenino (la Covid-19) está más justificado 

Sanitario protegido con el EPI.

Sanitario protegido con el EPI. / L-EMV

El director general de la O. M. S. doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, microbiólogo y malariólogo anunció la nueva enfermedad del SARS-COV-2 en 2019 (Covid-19). Y el inicio del confinamiento estado de alarma entre el 14 de marzo y el 21 de junio de 2020. Fecha de fin del confinamiento 21 de junio de 2020. El confinamiento, observaba diversas excepciones como adquirir alimentos o medicinas o acudir al puesto de trabajo. Las restricciones también incluyeron la clausura de establecimientos no esenciales, como bares, restaurantes, discotecas, cafeterías, cines, y un largo etcétera. Se ha hablado mucho sobre qué especie animal podría presumiblemente haber sido el vector para transmitir el SARS-COV-2.

En un principio se creyó que fue el mamífero pangolín, posteriormente, una serpiente, pero, la tesis que más peso tiene es la del murciélago de herradura (Rhinolopius ferrumequinum), pero se desconoce la secuencia precisa de eventos. Después del pangolín, y de una serpiente-, según la versión oficial-, la especie reservorio fue el murciélago. Las células de los murciélagos no pueden ser infectadas por el SARS-COV-2, debido a que el sistema inmunológico de estos quirópteros es muy fuerte. Los murciélagos, tienen muchísimos coronavirus.

Sanidad confirmó el primer caso del SARS-COV-2 en La Gomera, Islas Canarias. La propagación del virus a España se confirmó por primera vez el 31 de enero de 2020, cuando un turista alemán dio positivo por SARS-COV-2. El virus -coronavirus-, se denomina así, debido a las extensiones que lleva encima de su núcleo que se asemejan a la corona solar. De hecho, la corona solar del SARS-COV-2, o también denominada espícula, realmente son glucoproteínas. Su nombre deriva del latín, corona, en apelación a la característica morfología que tienen estos agentes biológicos infecciosos.

Los científicos, siempre dijeron que no estábamos preparados para protegernos de la pandemia de este coronavirus. Las espículas o glucoproteínas (corona) de este virus, le ayudan para fijarse sobre las células e infectarlas. Las vacunas ayudaron al fin de la pandemia. En sus empresas, los científicos fueron capaces en poco tiempo de poder fabricar una vacuna, inocularla para neutralizar al SARS-COV-2 y cortrolar la pandemia. Vacunarse otorga más inmunidad que pasar la enfermedad que produce este patógeno. Más de 120.000 personas perdieron la vida en España debido a este microorganismo infeccioso.

Los virus son estructuras acelulares, es decir, que no son activos, no están provistos de células, no son activos fuera de las células. Un virus fuera del organismo homeotermo (temperatura corporal constante), si no encuentra una célula huésped para infectarla, se hace inerte, cristaliza y muere. Este agente biológico infeccioso busca -solo hablando en sentido evolutivo-, contagiar para reproducirse, y matar sería un error que le conduciría a la extinción en breve plazo. Un virus letal no tiene muchas posibilidades de perpetuarse en el tiempo. Por aquel entonces, todos tuvimos que ir provistos de mascarillas.

Mascarillas e higiene

La mascarilla azul (quirúrgica), solo era la idónea para no transmitir el agente biológico infeccioso a los demás, pero al que iba provisto de ella, no le protegía. La mascarilla (FFP2), realmente era la de más calidad, la idónea. Esa sí que protegía muchísimo ante el SARS-COV-2. Esta mascarilla, no es infalible al 100 %, pero nos preserva bastante para no contraer el SARS-COV-2. El Coronaviridae (es una familia de virus A. R N. con envoltura, con más de doce patógenos específicos de vertebrados). Además, las mascarillas también nos preservan dentro de las habitaciones de las microgotículas que exhalan los pacientes y las pacientes con aerosoles con el contenido de la carga vírica. Hasta más de 60.000 partículas pueden exhalar los pacientes y las pacientes en el interior de las habitaciones. En plena pandemia, en los hospitales, en las plantas Covid-19, se iba provisto del EPI (equipo de protección individual), asimismo, también se iba provisto de doble mascarilla y la pantalla protectora. Todo lo indispensable para protegerse.

El confinamiento duró 99 días. La gente, extenuada de ir provista de la mascarilla, se la quitaba, y muchos la llevaban como sombrero, bajo de las fosas nasales, debajo del mentón, como brazalete (elemento decorativo), etcétera. Todo excepto llevarla idóneamente. Así luego, se producían las transmisiones del virus. Luego, todo era desechar las mascarillas por el suelo, incluso podían verse por la montaña colgadas sobre las ramas de los árboles. Eso era totalmente incívico. Las mascarillas desechadas por el entorno natural, pueden tardar en descomponerse entre 300 y 400 años. Y eso puede afectar tanto a la flora como a la fauna. Además, las mascarillas se han convertido en valiosos elementos para proteger vidas. Estas salvadoras de vidas y de la salud, si no se desechan correctamente en los contenedores apropiados, suponen un grave perjuicio para el medio ambiente.

Se ha constatado la proliferación de mascarillas arrojadas en la vía pública, por la playa, en el mar y por la montaña, entre otras partes. Muchas especies animales perecen víctimas de las gomas elásticas de las mascarillas. Cuando desechemos las mascarillas, -por lo menos-, tengamos la delicadeza de desprenderla de las gomas de las que dispone que se sujetan en nuestros cartílagos auditivos. Muchas aves y especies marinas perecen estranguladas al intentar desprenderse de las gomas de las mascarillas. El SARS-COV-2, se transmitió de manera prosodémica, y fue subvertiéndose.

El lavado de manos con agua y jabón frecuente y durante unos 20 segundos, sigue siendo recomendable debido a que el jabón está hecho de moléculas de alfiler y tiene una cabeza hidrofílica. En el proceso, se introducen en las envolturas lipídicas de ciertos microbios y virus destruyéndolos. Al enjuagarse las manos después del lavado de manos, todos los microorganismos que han sido dañados, atrapados y matados por la molécula del jabón, son arrastrados por el agua.

Yo les dije al personal sanitario que iban provistos de doble mascarilla, es decir, de la mascarilla azul quirúrgica sobre la mascarilla blanca FFP2, que estaba demostrado científicamente que no por ir provistos de ambas mascarillas, les iba a preservar más la salud. Yo solo voy provisto -exclusivamente- de la mascarilla FFP2, incluso por las aglomeraciones sociales. Durante la pandemia, mucha gente perdió la sonrisa bajo de las mascarillas.

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