Opinión | MIEL, LIMÓN & VINAGRE
Jaime Ferrán
Terelu Campos, creadora de contenido
Es de esos personajes que, nadie sabe bien cómo ni cuándo, se ha convertido en una especie de mito kitsch

Terelu Campos.
Teresa Lourdes Borrego Campos (Málaga, 1965), Terelu para el común de los mortales, lleva nueve años sin acostarse con nadie. No es que me importe, pero así de transparente se mostró la presentadora en la portada de la revista Diez Minutos en noviembre del año pasado. Quién sabe, a lo mejor en estos últimos meses le ha salido una nueva ilusión.
Terelu es de esos personajes que, nadie sabe bien cómo ni cuándo, se ha convertido en una especie de mito kitsch. Mi teoría es que lo consiguió a base de titulares en las revistas del corazón.
Por las redes sociales circulan publicaciones con varias de sus portadas con la pregunta: ¿Qué Terelu eres hoy? No es para menos. "Me siento vieja, fea y gorda", dijo en Semana. "Tengo pesadillas y me despierto gritando", afirmó en Lecturas. En esta última también dijo tras ser ingresada de urgencia en un hospital: "Estoy en la habitación en la que murió mi madre".
Terelu lleva el drama a límites insospechados. "Mi prioridad es estar viva" (Semana), "He visto el infierno, no volveré a ser la misma" (Lecturas) y "No podría desnudarme delante de un hombre" (Diez Minutos) son otras confesiones de la malagueña. Espero que, al menos, se haya forrado por el camino. Se habrán dado cuenta que el ¡Hola! no ha dado pábulo al sufrimiento de esta Campos. Entiendo que no puedes salir un día con una entrevista a la duquesa de Coñohondo en su refugio de invierno en los Alpes y al siguiente con Terelu al borde del precipicio: "Me torturo mucho y eso me impide disfrutar de la vida" (Diez Minutos).
Su madre, María Teresa Campos, es historia del periodismo y de la televisión y ella se aprovechó de ello para ir de enchufada a los programas que presentaba la matriarca. No obstante, nadie puede negar que la presentadora lleva toda su vida trabajando. Y es bastante versátil. Ha pasado por varias cadenas de radio como productora musical y también ha presentado programas televisión, no siempre acompañada de mamá. Hasta participó en ¡Mira quién baila!.
El público más joven, sin embargo, la conoció gracias a Sálvame, un espacio al que le costó acostumbrarse. Era la estirada de grupo y hacía como que estaba por encima de las chabacanerías que hacían por allí, pero lo cierto es que aguantó hasta que chaparon el programa de Telecinco. La digna pasó hasta por el polígrafo. Y allí no preguntan por el último libro que has leído.
Nunca fue muy modosita. En 2011, su portada en Interviú voló en todos los kioscos. "Me gusta el sexo a deshoras", decía en otra primera página histórica. Quién la ha visto y quién la ve ahora, propagando su abstinencia sexual a los cuatro vientos. Se dijo que las fotografías estaban demasiado retocadas. Puede ser, pero nada comparado con la cirugía digital que le hacen a la Preysler en cada una de sus apariciones en el papel cuché. Nunca antes la hija de la Campos había desprendido tanto sex-appeal, aunque fuera entre gremios poco glamurosos.
Otro hito en su carrera, también compartido con su madre, fue su participación en el ‘docu-reality’ Las Campos, que sirvió de lanzadera para la otra hija de María Teresa, Carmen Borrego. Abro paréntesis para recordar que la última portada de la familia es de esta última tras una operación de estética: "Carmen renovada: Hice testamento antes de entrar en quirófano". En Lecturas explican en primera plana que "estrena cara y brazos". Ni Míster Potato.
En Las Campos las tres señoras viajaron, compraron e hicieron todo eso que hacen las celebrities. Pero también vimos a Terelu comer porras. Hay hasta memes con la escena. La cámara del programa se cebaba con ella cada vez que se metía a un bar para tomarse un pincho de tortilla o un plato de jamón a media mañana.
La hija de Terelu, Alejandra Rubio, pensaría que para qué iba a estudiar viendo el rollo de su madre y terminó liándose con el hijo de Mar Flores, bastante problemático, con el que tiene un bebé.
Su estatus de abuela no ha impedido que participe en Supervivientes, programa que a punto estuvo de abandonar con la primera tormenta. "Estoy chorreando. Estoy empapada. No puedo con la humedad, no puedo con los huesos", dijo. No sé si su contrato estipula que tenía que aguantar más para cobrar o qué, pero el caso es que se quedó y ahí sigue haciendo lo que mejor sabe: crear contenido.