Opinión

Psicólogo social y escritor

Padres

Padres.

Padres. / José Manuel López

Mas allá de regalos y felicitaciones automáticas, el día del padre es una fecha que ofrece la oportunidad de reflexionar acerca de una condición para la que nadie te ha preparado, y que suele ir acompañada de dudas acerca de si se ha desempeñado correctamente o las cosas podrían haber sido de otra manera. En todo caso, es una magnífica plataforma para detenerse a pensar sobre aquellos que ejercieron esa condición antes que nosotros y también en el legado que dejaremos.

Hay padres de todo tipo, aquellos que lucharon contra la adversidad enfrentados a un futuro lleno de incertidumbre y que no pudieron ver el resultado de su esfuerzo, y otros que se sienten orgullosos de haber acompañado a sus hijos ofreciendo lo mejor que les podían legar. Pero la condición de padre adquiere diferentes caras, un día como hoy no puedes dejar de pensar en aquellos casos en los que hay poco que celebrar y está más relacionada con el dolor y la tristeza de esos padres que, cada mañana al despertar, saben que sus hijos se van a las guerras, malditas guerras, y tampoco olvidas a esos otros que, además de padres, también son señores de la guerra y que su prioridad no es poner fin a las muertes, porque sus hijos no están en las trincheras. Hay padres de todas las categorías

No hace falta una cita completa de Gramsci para darnos cuenta que estamos en tiempos de monstruos: «El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos». Una frase universal e intemporal que en este momento adquiere una relevancia difícil de ocultar. En este carrusel de reflexión, que origina esta curiosa celebración, surge la mirada hacia el futuro y nos preocupamos y preguntamos  por si la huella ecológica que dejamos va a ser determinante para que la calidad de vida de hijos y nietos se vea resentida, si la creciente desafección va a construir unas relaciones más hostiles entre las personas, si el enfrentamiento por ideologías, religiones o territorios, que parecían ser de tiempos atrás, van a volver a instalarse con fuerza en nuestras vidas. También, estamos contemplando como los avances tecnológicos van a convivir con manipulaciones espurias de aquellos que tienen medios para promover, ensalzar o atizar los conflictos. Malditos sean aquellos capaces de matar al padre que llevan dentro, y no ponerse en la piel de cuantos seres humanos están sometidos a sus errores.

La responsabilidad de aquellos que se dedican a la política es enorme, sus logros nos han permitido avanzar hacia los niveles de calidad de vida que hemos alcanzado, garantizando derechos y libertades. Pero también sabemos que, desde esa misma atalaya, se pueden destinar los esfuerzos hacia intereses personales sin importar las consecuencias y provocar enfrentamientos que difícilmente se pueden reconducir.

El día del padre es un buen momento para pensar en los padres de la patria, los padres de la democracia, los que nos han ayudado a tener un mundo mejor, sin ninguna atribución de género, todas y todos cuantos han trabajado para que la convivencia y los avances sociales sean posibles. A pesar de este reconocimiento, no podemos finalizar sin reflejar la inquietud que genera el momento presente, en el que estamos escuchando mensajes que van calando en la sociedad y que nos hacen volver a recordar las palabras de Gramsci, ojo con los monstruos que ahora se pasean por las calles y no olvidemos que su poder lo tienen porque se lo hemos entregado nosotros. 

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