Opinión

Habermas, Münchau y el nuevo ‘Plan Marshall’

La convergencia entre estos enfoques revela que tanto la seguridad como la economía son esenciales para abordar los desafíos contemporáneos europeos.

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Ronald Trump y Vladimir Putin la han liado. Han echado un proyectil sobre las mansas aguas del estanque europeo y con el oleaje hemos despertado alarmados sobre nuestro inmediato futuro. Opiniones y relatos se entrecruzan sobre el conflicto arancelario, el fin de la guerra en Ucrania, el ‘gripaje’ de la locomotora alemana o la ofensiva del Eurogrupo de extrema derecha ‘Patriotas’ sobre la Comisión Europea. La pregunta es con que opinión quedarse. En medio del barullo destaca la de dos alemanes, Jürgen Habermas y Wolgang Münchau, con dos perspectivas críticas sobre el futuro de Europa, aunque con enfoques distintos de cómo afrontar las consecuencias del desembarco de la incertidumbre en las costas europeas.

Los temas de actualidad son tratados por ambos al «estilo alemán»: largos textos, conceptuales, y fundados sobre la reflexión de lo acaecido. Comparar críticamente lo que ambos han publicado resulta un ejercicio esclarecedor en medio de tanta incertidumbre, pues ambos caracterizan el «espíritu objetivo» de Europa en el actual plexo histórico. Se trata del artículo ‘Llamamiento a Europa’ de Jürgen Habermas, publicado en El País el 30 de marzo de 2025, y el libro ‘Kaput. Fin del milagro alemán’ de Wolfgang Münchau publicado por Plataforma Editorial en febrero de 2025.

Cada uno enfoca la Crisis Europea de manera distinta. Habermas argumenta que Europa necesita unirse y militarizarse para enfrentar las crecientes amenazas geopolíticas, especialmente en un contexto marcado por la guerra en Ucrania y la incertidumbre internacional con la guerra comercial desatada por Ronald Trump, entre otras causas. Su propuesta se centra en la idea de que una Europa unida puede ser un actor relevante y fuerte en el escenario global, sugiriendo que la cohesión militar podría ser fundamental para preservar la paz y la estabilidad.

Por otro lado, Münchau, en Kaput analiza el declive del modelo económico alemán, que ha sido considerado un pilar de estabilidad en Europa. A través de su crítica, Münchau sostiene que las políticas económicas alemanas han llevado a una falta de inversión y a un estancamiento generalizado en el continente. Para él, el «milagro alemán» ha terminado y esto afecta no solo a Alemania, sino también a toda la Unión Europea, poniendo en duda su capacidad para prosperar en un mundo cambiante.

Interesante es la visión que sobre la Identidad Europea tiene ambos. Habermas enfatiza la necesidad de una identidad europea fuerte basada en valores compartidos y en la cooperación. Su llamado es a construir una Europa que actúe de manera conjunta ante los desafíos globales, promoviendo una visión más solidaria y humanitaria. En contraste, Münchau critica cómo las divisiones internas y las políticas egoístas han socavado esa identidad. En su análisis, destaca que Alemania ha priorizado sus intereses nacionales por encima del bienestar europeo colectivo, lo que ha llevado a tensiones con otros estados miembros. Esta falta de solidaridad puede ver reflejada una crisis identitaria que Habermas intenta evitar con su propuesta de militarización y rearme.

Difieren respecto a las propuestas para el futuro. Mientras Habermas sugiere que la militarización podría ser una respuesta necesaria para fortalecer a Europa frente a amenazas externas, Münchau advierte sobre los peligros de seguir un modelo económico insostenible. La solución que propone Münchau implica una revisión profunda del enfoque económico europeo hacia uno más inclusivo y sostenible, que fomente inversiones y crecimiento equilibrado entre los estados miembros.

Aunque ambos textos abordan la crisis europea desde ángulos distintos —uno desde una perspectiva militar y el otro desde una crítica económica— comparten la preocupación por el futuro del continente. Habermas ve la necesidad urgente de cohesión militar como un imperativo para preservar el papel de Europa en el mundo, mientras que Münchau destaca la importancia de reformar las bases económicas para garantizar un futuro sostenible. La convergencia entre estos enfoques revela que tanto la seguridad como la economía son esenciales para abordar los desafíos contemporáneos europeos, pero también plantea interrogantes sobre cómo equilibrar estas prioridades sin sacrificar los valores democráticos y humanitarios que definen a Europa.

Reflexionando lo leído de ambos, me malicio que nos encontramos ante un nuevo Plan Marshall. En este caso de cariz europeo, pues los Estados Unidos ya no desembarcarán en las costas Normandía. La clave está en los 800 mil millones de euros que la Comisión Europea va a insuflar en la industria de armamento, principalmente alemana. La imposición de Estados Unidos a los socios europeos de la OTAN de mayores cuotas en gasto en armamento de la Alianza ante la amenaza del «amigo» ruso de Trump, más el chantaje de su presunto abandono, puede resucitar una afectada y en declive industria del automóvil alemana. Además de reconstruir la maltrecha infraestructura de comunicación digital centroeuropea y una economía necesitada de nuevos mercados después de la declaración de guerra comercial de la administración Trump. Y como en todas las guerras y conflictos, los «esquiroles» de Trump y Putin se han disfrazado de «Patriotas». Al tanto.

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