Opinión
Desmontando el supremacismo humano
“La psicosis supremacista humana sigue campando a sus anchas, seguirá así hasta que colapse por completo” sentencia el filósofo y activista queer, ecologista y animalista Jaym* del Val. “Si fuera solo Donald Trump” y el resto estuviera “poniéndose las pilas” tal vez existiría un horizonte más halagüeño, “pero no es así”. Vivimos en la “fantasía de que todo el mundo quiera trepar” y para ello hay que “sostener la cultura de la explotación” en una “psicosis planetaria colectiva” arrasadora del planeta, “eso es lo que significaría multiplicar el consumo per capita”, comenta el también miembro de Futuro Vegetal en las primeras jornadas VeganAnarQueer en València, organizadas por Rebeldes Indignadas. ¿Teoría del Cambio Profundo o “como mutar en el colapso que viene”?
“De todos los argumentos contra cualquier movilización hay uno que siempre se repite: No va a valer de nada. En ese determinismo fatalista vive hoy la gran parte de la sociedad, esos ciudadanos que en la tertulia del bar critican esta situación pero que después afrontan su destino resignados porque, total, nada va a cambiar. Es una profecía autocumplida: nada cambia cuando nadie hace nada, y vuelta a empezar”, concluía el periodista burgalés Ignacio Escolar.
“Estamos en la autopista hacia el infierno climático con el pie en el acelerador”. Ya se decía tiempo atrás. Actualmente, “llevamos cincuenta y tres años con ese conocimiento” y son delirantes las lagunas e inacción existentes. “¿Hasta dónde habría que decrecer?” cuestiona De Val. “¿Decelerar la extinción?”
En la vigésimosexta Cumbre del Clima de Glasgow, la campaña de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) contó en el hemiciclo con un virtual dinosaurio (velociraptor) que desde el atril apretó las clavijas a la humanidad: “Escuchen todos, sé un par de cosas sobre extinciones y déjenme que les diga. Extinguirse es algo malo y provocar su propia extinción, en setenta millones de años es lo más ridículo que he oído nunca, por lo menos nosotros tuvimos un asteroide. ¿Cuál es su excusa? Van hacia un desastre climático y cada año los gobiernos gastan miles de millones en subsidios a los combustibles fósiles. Imaginen si nosotros hubiéramos gastado miles de millones cada año subsidiando meteoritos. ¿Pagar por la desaparición de su propia especie? Ahora mismo tienen una gran oportunidad, mientras reconstruyen sus economías y se recuperan de la pandemia, ¡es la gran oportunidad de la humanidad! No elijan la extinción, salven a su especie antes de que sea demasiado tarde. Es hora de que ustedes, humanos, dejen de poner excusas y comiencen a hacer cambios”.
En la presentación de las susodichas jornadas celebradas en Mislata, la bióloga Rosa Más introduciría el especismo como elemento primordial del escenario planetario apuntando que hay informes académicamente corroborados al respecto “pero las propias universidades no los asumen, los informes están pero tienes que buscarlos”. “Se consume de hecho cada vez más” animales. En los años ochenta se hablaba de ello y toda iniciativa interventora fracasó. Ante la idealización del mundo rural De Val aclara que “el campo es violento, la cultura de la explotación de los animales y la tierra, la ganadería industrial es el mayor crimen de la historia donde los animales son tratados como productos en una cadena de producción”. ¿Cómo pueden contar con el sello de bienestar animal empresas que a todas luces no cumplen con los requisitos más básicos? En el caso Vivotecnia, -empresa alemana con sede en Madrid que experimenta con animales para cosmética, agroquímica, química, fármacos y productos sanitarios- se daba por sentado “que los animales estaban estupendamente bien, sin embargo luego hemos visto las imágenes”, comenta Más.
“No puede haber salud ambiental sin bienestar animal y por lo tanto salud humana”.
“Yo me considero animal” afirma Ángel Padilla, –el poeta de los animales-. “El humano se ha puesto otra piel que no es la suya y se ha erigido como el dios del universo”, sentencia. Refiriéndose al orbe literario, sus irritaciones y despegos, condenaría las falsedades de tal círculo exigiendo “la gran reparación de la literatura mundial especista”. “Sois todos unos estafadores de mierda que cuando habéis descrito a los animales los habéis descrito arteramente, falsamente incluso falseando que son felices en la situaciones de esclavitud en las que aparecen en todas las novelas, por ejemplo en Madame Bovary, donde aparecen caballos llevando carruajes”. El novelista valenciano citaría los cuentos cinematográficos de Disney, donde “los animales están al servicio de esa literatura, subyugados”. ¿Acaso “no tienen bastante los animales con estar encerrados, reos de la vivisección, los circos y toda la mierda”?
Afirma el dramaturgo que “la palabra también mata y la palabra lleva matando siglos”. En narrativa, en literatura, hay que utilizar “el lenguaje animalista como corresponde”. Miguel Hernández poeta oriolano (Alicante) asesinado durante la represión franquista por “su activísima labor literaria”, afirma Padilla, era uno de esos “poetas que se alejaban de su ensimismamiento y se convertían en multitud”.
Escasos títulos desenmascaran el supremacismo humano sistémico, “hay una estafa tremenda en toda la literatura universal hasta nuestra fechas, la trampa es muy continuada”. Peter Singer filósofo australiano pedagogo de la liberación animal no enmascaró la verdad. “Lo que le hacen a la gallina, le cortan el pico, todo ese infierno lo detalla, y es un libro horroroso que te hace ver la realidad”. Azahara Palomeque periodista y poetisa entrevistaría a dicho autor quien declararía: “Creo que, al final, eliminaremos la carne, incluso en países con una fuerte cultura carnívora, y España parece ser uno de ellos… pero llevará tiempo”.
“Cuando nos hicimos veganos, no había nada sobre el veganismo, nos decían que nos íbamos a morir, y nosotros íbamos a la muerte, y daba igual”, rememora Padilla. “El tiempo nos dio la razón y ahora en la tele no paran de hablar de veganismo hemos avanzado muchísimo ha ocurrido muy rápido pero todavía sigue habiendo una traba, no somos lo suficientemente radicales”.
Padilla, vegano practicante, recuerda que en Moguer (Huelva), durante un encuentro literario, llegaría el tan usual señalamiento a la hora de comer. “Yo no quería ir a esa mierda, ¡son todos unos carnacas!”. Corroboró que “poetas que son muy feministas, antirracistas, antifascistas, ¿cómo luego te comes a los animales ¡desgraciao!?”. En otro evento organizado por un poeta tinerfeño, vegano declarado, Padilla no imaginaba que este “iba a traicionar la causa vegana”. “Yo tenía sacado el puto billete de avión y me entero que había puesto el bareto para comer y cenar donde daban de comer animales”. “Pero ¿tú de que vas? le espetó Padilla. ¿Por qué haces esta mierda si eres vegano?”. “Tú eres un desgraciado y un traidor porque eres vegano y tenías que haber puesto comida vegana a esta gente para que al menos lo probasen”. ¿Principios versus postureo? ¿Doblegarse a la opinión generalizada evitando la acusación? “A esta gente les jodió porque son muy ególatras, quieren ser grandes poetas, respetados como personas buenas, pero no lo son”. “Al final no logré que el puto cocido canario de los cojones no tuviera carne”, pero “para joderles la comida” les mostraría carteles con cerditos que ponían te quiero.
“El veganismo se impone porque el feminismo se impone y los derechos humanos se imponen ante quienes quieren quebrar esos derechos” afirma el rapsoda. “Hay gente que se arrima al ecologismo, y muy guai, muy guai” pero la realidad es muy distinta. ¿La hipocresía como treta? ¿Dónde se aprende? Los animales “ya están bastante jodidos en sus vidas físicas para que venga uno haciendo como que va a defenderlos” y sea un charlatán.
Es condición sine qua non que “los libros de presunta filosofía animalista siguen siendo tramposos”.
“Dios nos libre” de esas reuniones donde “se consumen cadáveres de animales” tras regalarse los egos mutuamente y después “masticar y tragar los cuerpos torturados de tus propios hermanos”.
¿Por qué personas veganas no tienen “mucho interés en defender el veganismo cuando compañeros se dedican a atacarlo”? Actualmente existen grandes humanistas que “se zampa a los animales como si no hubiera un mañana”, por eso “sois peores porque sois unos traidores”, vocifera Padilla.
Devastación y especismo, ¿mercado o sociedad? ¿Por qué “mola un mogollón masticar la carne, huesos, tendones de los cadáveres de los animales para tragárselos”? “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”. “¿Os han metido en una jaula?”.
El activista por los derechos de los animales, jurista y periodista belga Henry Spira en sus últimos días de vida declararía: “Uno quiere tener la sensación de que su vida ha servido para algo más que para consumir productos y generar basura”.
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