Opinión

Metodologías activas y participativas para fomentar la conciencia social

Paso a nivel de Alfafar tras la dana.

Paso a nivel de Alfafar tras la dana. / L-EMV

Las metodologías activas y participativas se caracterizan por promover enfoques prácticos orientados hacia el desarrollo integral del alumnado, posicionándolo como centro de su aprendizaje para que adquiera una serie de competencias que despierten su interés por mantener una actitud activa ante situaciones de injusticia social o similares, cuando los haya. Durante estos días, en los que la provincia de Valencia ha sufrido los efectos de la dana (Depresión Aislada en Niveles Altos), hemos sido testigos de la voluntad tan activa que la población ha adquirido, sensibilizada a través de los medios informales, emprendiendo una actitud activa de ayuda y participación en tareas de cuidados diversos de necesidades básicas, hacia las personas damnificadas.

Desde la Formación del Profesorado, cada vez son más los proyectos innovadores que orientan al alumnado hacia la sensibilización de situaciones de diversa índole, como es el caso del Multidisciplinary Active Methods Innovation (Muami) fomentando acciones que queden plasmadas en las Unidades Didácticas que el profesorado pueda diseñar, en sus diferentes niveles educativos. Algunos ejemplos que se fomentan son metodologías como el Aprendizaje Servicio, durante el cual el alumnado adquiere un aprendizaje mientras presta un servicio a la comunidad. De esta forma, el alumnado no solo ejerce un voluntariado, sino que existen una serie de saberes holísticos que engloban una dimensión física, social, emocional, intelectual, entre otras, que quedan recogidos durante la experiencia y que contribuyen a que el alumnado desarrolle la personalidad eficaz. Esta metodología no siempre puede ser aplicada de forma directa, pero sí a través de la planificación de posibles acciones (indirecta) o de la denuncia para proponer posibles propuestas futuras como respuesta.

Este concepto está formado por otros cuatro como son la autorrealización, entendida como un proceso durante el cual el alumnado puede lograr desarrollar su máximo potencial, o ‘satisfacción personal’ por la transmisión de valores propios. La autoeficacia resolutiva es otro término que queda reflejado en este hecho, ya que el alumnado es capaz de resolver problemáticas que se plantean de forma activa. A su vez, se refuerza la valoración del alumnado hacia sí mismo, en términos de autoestima, y, en consecuencia, de autorrealización social, en tanto que observa el impacto positivo de sus acciones en la sociedad.

Cuando analizamos estos conceptos, observamos que es ahí donde reside la importancia de perseguir el desarrollo de enfoques didácticos que faciliten el descubrimiento de identidades profesionales en el futuro profesorado, enfatizando sobre la importancia de la conexión entre universidades y prácticas escolares y en la sociedad. De esta forma, se pueden recoger evidencias que no solo engloben aspectos de contenido o estructura, sino sobre cómo llevar a cabo acciones mediante las metodologías activas, obteniendo resultados manuales de buenas prácticas como la que estamos viendo estos difíciles días.

El desarrollo de competencias a través de escenarios que simulen prácticas reales y que culminen con reflexiones de implementaciones reales será de especial relevancia. Incluso, a través de grupos cooperativos, atribuyendo un rol a cada miembro, proponiendo prácticas que añadan un enfoque crítico a los aspectos innovadores. De esta forma, se pueden observar las estrategias de autoorganización dentro del sistema complejo que comprende las múltiples conexiones de los diferentes subsistemas que rodean a las personas, que van desde los círculos más cercanos (familia, amistades, vecindario) hacia aquellos más lejanos con los que el alumnado interactúa (medios de comunicación, transporte) a lo largo del tiempo y que van modificando su manera de razonar y de actuar. Las reacciones a los estímulos se producen de manera paralela a la simulación desarrollada en su currículum como respuesta a los constreñimientos personales, del entorno y de las tareas, que pueden observarse ante situaciones de diversa índole, persiguiendo respuestas creativas, variadas en forma y sostenibles en el tiempo. De ahí la importancia de crear propuestas didácticas que no solo mantengan al alumnado en entornos seguros y estables, sino otras de diversa índole que jueguen a salir de la ‘zona de confort’ y que persigan jugar en torno a los límites en un principio, para explorar sus posibilidades más allá de los límites, persiguiendo la emergencia de patrones no-lineales e impredecibles.

Otras estrategias activas, quedan recogidas en modelos pedagógicos orientados hacia el aprendizaje integrado de lenguas, incluyendo dimensiones como la cognición, la cultura, la comunicación y los contenidos, fomentando intercambios lingüísticos y experienciales en las implicaciones prácticas. En definitiva, se trata de diseñar proyectos que tengan una transferencia a la sociedad, que involucren la toma de decisiones prácticas en el alumnado y que persigan el beneficio del servicio, además del aprendizaje y la conciencia social que queda en el alumnado. 

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