Opinión | Punto y aparte

Subdirectora de Levante-EMV

Los 165 días hasta Salomé

Pradas deberá responder hoy muchas preguntas. Muchas. Porque hace 165 días perdieron la vida 228 personas y los efectos para decenas de miles todavía siguen latentes. Pero ojalá podamos obtener por fin la respuesta a una de ellas: «¿Dónde estaba Mazón?».

Pradas, entre Camarero y Bernabé, en el Cecopi del 10 de noviembre.

Pradas, entre Camarero y Bernabé, en el Cecopi del 10 de noviembre. / José Manuel López

29 de octubre. Recuerdo que era una hora indeterminada de la tarde, sobre las 18 horas. Todavía no se había desbordado el barranco del Poyo ni el de la Saleta y no sabíamos que, a partir de entonces, la catástrofe que ya había mostrado una rostro atroz en Utiel, Chiva o la Ribera iba a ser todavía más terrorífica . Por el pasillo de la redacción alguien preguntó en voz alta: «¿Dónde está Mazón?» . Luego llegaron las peor noticia: podía haber personas fallecidas. El 112 colapsado. Estábamos viviendo una riada descomunal. Y a las 20.11, el EsAlert.

Hoy hace 165 días desde la dana. 165 días con sus 165 noches, que siempre son peores. Siempre. Porque con la luz del día llegan los miles y miles de voluntarios a pie, en coche o como pueden para ayudar a sus vecinos, primos, hermanos, padres o amigos, a quienes el barro les ha arrebatado todo. Con la luz del día, se pueden ver, aunque duela, los coches apilados en esas torres inmensas que la mente es incapaz de digerir. Igual que se ven los árboles y las farolas arrancadas que hacen irreconocible la calle, la plaza y el pueblo que antes uno se sabía de memoria. Duele, pero se ve. Pero con la noche, con la oscuridad, llega lo peor, la invisibilidad. ¿Recuerdan? Llegan los saqueos, la mala gente, los gritos. Llega la soledad, la tristeza, el cansancio de todo un día limpiando y quitando barro. Llegan los pensamientos en bucle y la desesperación por haberlo perdido todo. 

Han pasado 165 días desde la dana. Las principales administraciones se han repartido la inversión para reconstruir de nuevo lo que cayó: pabellones, piscinas, campos de fútbol, bibliotecas, casas de la cultura, centros cívicos... El trabajo, en el mejor de los casos, durará meses. Un año quizás. En el realista, muchos más. Apostar de verdad por infraestructuras que eviten que cada alerta meteorológica dispare la histeria hasta indices insoportables es indispensable para que los ciudadanos vuelvan a sentirse seguros. Y confíen de nuevo. En lo que sea. 

Han pasado 165 días desde la dana y la persona que la jueza considera la «máxima autoridad» en la adopción de «medidas de autoprotección de la población» durante las inundaciones debe dar cuentas ante la justicia. Por enviar un «mensaje tardío y erróneo» y no haber hecho caso a los avisos meteorológicos. Sentadas cara a cara, la exconsellera Pradas deberá responder muchas preguntas. Muchas. Porque hace 164 días perdieron la vida 228 personas y los efectos para decenas de miles todavía siguen latentes. La «máxima autoridad» deberá contestar sobre lo que hizo y lo que no. Sobre quien estaba y quien no. Pero ojalá podamos obtener por fin la respuesta a una de ellas, esencial, que 165 días después todavía es un enigma: «¿Dónde estaba Mazón?». 

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