Opinión | Bolos
La València metropolitana
Faltan mecanismos administrativos ágiles y financiación justa para acometer los retos de movilidad y sostenibilidad necesarios para consolidar el bienestar urbano

El proyecto de la autopista sobre el Túria y la Ciudad de las Artes y las Ciencias. / L-EMV
El libro de Manuel Sanchis Guarner ‘La ciutat de València. Síntesi d’Història i Geografia Urbana’ fue un revulsivo intelectual cuando vio la luz en 1972, en medio de debates sobre la urbanización del Saler o una autovía en el viejo cauce del Túria, mientras se destruía sin miramiento el valioso patrimonio del centro histórico. El origen fluvial y agrícola admitía poca ordenación urbana mientras la estética decisiva de Goerlich cotizaba a la baja, en plena efervescencia desarrollista. La llamada a la autoestima del profesor que da nombre a la plaza de la ‘pantera rosa’ funcionó con la llegada de la democracia municipal. Uno de los mejores herederos intelectuales de Sanchis, el catedrático de Geografía Humana de la UV, Josep Vicent Boira, ha actualizado aquella obra colosal 53 años después, tras la exposición memorable en La Nau que conmemoró el medio siglo del libro. Toda una invitación a reactualizar la València actual, una urbe esencial del eje mediterráneo de vocación europeísta con atenta mirada al sur. Una metrópolis que se proyecta a docenas de kilómetros de sus límites de cruces para exhibir su pulso ciudadano, comercial, turístico y cultural. La València real necesita esa pensada de la que alerta de vez en cuando la alcaldesa Catalá, porque faltan mecanismos administrativos ágiles y financiación justa para acometer los retos de movilidad y sostenibilidad necesarios para consolidar su bienestar.
Vale la pena ponerse de acuerdo en ejes básicos. Asegurar el soterramiento de las vías en Serrería haciéndolo compatible con el tráfico ferroviario, no sería de recibo lo contrario, para completar el entorno definitivo del Parc Central. Concluir el tramo del Jardí del Túria que queda hasta la desembocadura, y unirlo con un Paseo Marítimo, que debe alargarse por el norte hasta Sagunt. Esa gran franja litoral de casi 30 kilómetros reafirmaría los anhelos de Sorolla y Blasco Ibáñez con la unión de las artes y las ciencias que diseñó Calatrava, con el claro epicentro innovador del Puerto que precisa abrazarse a la trama urbana. Recuperar ese tono constructivo por València es el mejor homenaje que podemos hacer a Sanchis Guarner.
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