Opinión | Óbito
El Papa de los jóvenes y de la dana
Estos días vamos a leer infinidad de artículos sobre Francisco colocando la mirada en el retrovisor del Cónclave para designar y elegir a un nuevo inquilino en la cátedra de San Pedro. Ya veremos la orientación y el perfil del nuevo Papa en un mundo tan convulso y cambiante como el que vivimos. Sin embargo, me gustaría destacar el papel de la juventud en su pontificado. Mi contacto con las generaciones jóvenes como padre de adolescentes, creyente y profesor es diario y reparo en aquellas instituciones, líderes y realidades que hablan de ellos. Si hacemos memoria de los primeros días como Papa nos deslumbraron sus gestos sencillos: llamar por teléfono a conocidos, pagar la factura donde estaba hospedado o su lenguaje claro y directo. Sin embargo, la grandeza de este hombre comenzó a llamarme la atención el 22 de julio de 2013 en la vigésima octava edición de la JMJ en Brasil. En Rio de Janeiro, ante decenas de miles de jóvenes y en una misa con más de dos millones de personas, pronunció unas palabras que me alertaron que iba a hacer historia: “Quiero lío en las diócesis. Espero lío, que acá adentro va a haber lío, seguro, pero quiero que se salga a fuera, quiero que Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de toda mundanidad, instalación, clericalismo, comodidad y encerrados en nosotros mismos. Esto hace que las parroquias, las instituciones se conviertan en una ONG y la Iglesia no puede ser una ONG”.
Estas palabras tenían un sentido muy claro: los jóvenes tienen que ser parte de la historia, de la cultura y de la política. La juventud es una de esas realidades descartadas. No porque lo diga un Papa. Pensemos las dificultades estructurales de la juventud actual. Cómo algo tan importante como acceder a una vivienda, que es el principio de toda emancipación y autonomía, se ha convertido en un fin inalcanzable. Los problemas de la juventud están fuera de los contenidos de los programas y de las prioridades políticas. El partidismo reinante se ha olvidado de las generaciones jóvenes y es uno de nuestros mayores pecados. ¿Somos conscientes de que el 36% de personas entre 14 y 28 en España están en riesgo de exclusión social? ¿O que casi el 65% se considera excluido de la sociedad?
Tuvo que llegar un tsunami de barro y lodo para visualizar que la Generación Z, de cristal ansiosa y porno existía. Sorprendieron a todos con su capacidad innata de organización para limpiar y achicar agua en bajos y casas de los pueblos afectados por la Dana. El Papa, en el mes de mayo, se adelantó a esta comprensión fiel y justa de lo que es la juventud en la Bula de convocación del Jubileo Ordinario del año 2025, la Spes non confundit: “Los jóvenes, lamentablemente, con frecuencia ven que sus sueños se derrumban. No podemos decepcionarlos; en su entusiasmo se fundamenta el porvenir. Es hermoso verlos liberar energías, por ejemplo, cuando se entregan con tesón y se comprometen voluntariamente en las situaciones de catástrofe o de inestabilidad social”. ¿Cabe una descripción mejor de lo que vivimos a partir de ese fatídico martes 29 de octubre y de lo que es la juventud? Gracias Francisco y buen viaje.
- Ni dolor de espalda ni hernia discal: los signos de alarma para sospechar de un tumor vertebral
- Las inmobiliarias 'esconden' los pisos de alquiler ante la avalancha de la demanda
- El Ayuntamiento de Calp ya no quiere coches eléctricos: escarmentó con el que ardió en pleno centro urbano
- El correo sobre el desbordamiento del Poyo se perdió en la burocracía y el caos de Emergencias
- Lorena Martínez, presidenta de los cazadores valencianos: 'La plaga de jabalíes se ha ido de las manos
- Familiares y pacientes del Padre Jofre critican la pérdida de privacidad por la llegada de enfermos de Porta Coelli
- Un ex de Canal 9, contra el nuevo jefe de informativos de À Punt
- Investigan a dos personas por destruir el nido de una especie protegida mientras hacían obras en Xilxes