Opinión

València

Yo siempre viviré "por la antigua Fe"

La antigua Fe ya es escombros

La antigua Fe ya es escombros / Esteban San Canuto

Con el paso de los años una llega a comprobar en sus propias carnes que la vida, en demasiadas ocasiones, es muy traicionera (añadan ustedes el apelativo malsonante si lo prefieren). Está repleta de pérdidas que a veces, y con un poco de suerte, solo nos incomodan pero hay otras que directamente nos arrasan en lo más profundo y ya no volvemos a ser los mismos.

La muerte de un padre o una madre, o el fin de una relación con una persona a la que quieres deja un solar en el alma que no se volverá a completar con nada. Uno puede aprender a convivir con esas ausencias, pero los escombros permanecerán siempre debajo de las nuevas conexiones sociales, familiares o amorosas que establezcamos.

Entiéndanme, no pretendo equiparar la demolición del antiguo hospital La Fe que se está produciendo estos días con la pérdida de un ser querido pero hay lugares con los que también se establecen relaciones y cuya desaparición deja una muesca en la memoria.

Miles de valencianos nacieron en su Maternidad, varias madres de amigas mías formaron parte de la primera hornada de enfermeras que inauguraron las instalaciones, nuestras familias han sido atendidas en numerosas ocasiones por sus médicos... La única vez que me han operado fue allí.

Como vecina del barrio desde siempre, la 'antigua Fe' continúa siendo la referencia para explicarle a alguien por dónde vivo. Ese complejo gigante nos ha salvado la vida en muchas ocasiones y no solo literalmente, sino que fue el sustento de todo un barrio que vio cómo sus pulsaciones cayeron casi por completo cuando lo clausuraron y nos desviaron a Malilla. Cerraron demasiados negocios, la gente dejó de pasar por sus calles y de repente el barrio languideció entre los cementos abandonados del hospital y del Nou Mestalla.

Ahora, por fin, ambos solares vuelven a albergar instalaciones: en la avenida de Campanar, un centro de especialidades y en el de Nicasio Benlloch, el estadio del Valencia. Pero como en todas nuestras relaciones, no será fácil olvidar lo que un día tuvimos. Y no tenemos que pretender hacerlo aunque lo nuevo sea más moderno, más bonito o más divertido. Por mi parte, yo siempre viviré "por la antigua Fe".

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