Opinión | Bolos
Más allá de las casualidades del 29 de abril
Es difícil oír un mal reproche hacía Mompó, un presidente de la Diputación por accidente, gracias al narcisismo del PSPV y Compromís

Mompó, entre Susana Camarero y Natàlia Enguix, en el centro de Emergencias. / L-EMV
Los granotas ilustrados sostienen que su equipo sube de categoría el año que muere un Papa. En ese camino de esperanza anda el Levante UD, lejos aún de la leyenda del Avellino napolitano, la ciudad originaria de la mítica saga de Los Soprano, que ha sumado seis ascensos con el fallecimiento o la renuncia de siete Papas, y que certificó el sábado pasado su próxima participación en la segunda división italiana. Justo seis meses después, con esa misma trascendencia futbolística, el presidente de la Diputación y del PP provincial, Vicent Mompó, tiene cita con la jueza de Catarroja que instruye la causa de la riada obligado a decir la verdad. Aunque es de los pocos que no ha entrado en contradicción en su relato del 29-O, más allá de su desafortunada entrevista en el show de Évole, su declaración se antoja decisiva para aclarar lo que pasó en la sala de mandos del Cecopi, antes, durante y después de su contundente "¡Enviad la alerta de una puta vez!", sobre las 19:00 horas del día de autos, que confirma el descontrol que había en la cúpula de Emergencias, que tardó más de una hora en hacer caso a Mompó. También debe responder por qué la institución que preside envió a sus trabajadores a casa al mediodía el día de la dana por riesgo "muy alto" para la población, con la misma información de las agencias estatales que el resto de organismos autonómicos, dejando en evidencia técnica y sobre todo política al Consell de Mazón.
Medio año después, con una reconstrucción más lenta de lo previsible y con un impacto emocional que necesita de terapia, la investigación judicial va poniendo un poco de luz a una de peores jornadas de la reciente historia valenciana. Mientras llega la esperada declaración de los alcaldes, donde muchos tampoco estuvieron a la altura de las circunstancias en sus competencias municipales, Mompó se ha erigido en la figura emergente del PPCV por su trabajo, cercanía y transversalidad. Es difícil oír un mal reproche hacía un presidente de la Diputación por accidente, gracias al narcisismo del PSPV y Compromís, que ha encontrado en el pragmatismo comarcalista de Ens Uneix un socio leal. Sus continuos encuentros sin focos con los concejales y militantes populares de las poblaciones más afectadas y sus palabras de consuelo sin apuntar hacia arriba, han hecho de Mompó uno de los representantes políticos más fiables en tiempos convulsos. Ese mérito es todo suyo, sabiendo además que no llegará como presidente de la Diputación a mayo de 2027.
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