Opinión | Punto y aparte

Subdirectora de Levante-EMV

València y Torrent: dos alcaldesas de espaldas y en el aire

María José Catalá y Amparo Folgado, enfrentadas desde hace años tras formar tándem político en el pasado, tienen la gobernabilidad pendiente de un hilo y por culpa de Vox

María José Catala con Alberto Fabra y Amparo Folgado.

María José Catala con Alberto Fabra y Amparo Folgado. / Germán Caballero

En noviembre de 2011, a los pocos meses de revalidar su segunda mayoría absoluta en Torrent, Alberto Fabra nombró a María José Catalá consellera de Educación. La vara de mando se quedaba sin quien la sostuviera y la joven dirigente eligió a una persona de su círculo, Amparo Folgado, como sustituta. Ambas habían sido asesoras en el grupo municipal que lideraba el exdiputado autonómico Vicente Soria. La confianza, como sucede muy a menudo con la gestión del poder, dura poco: quien se va lo quiere retener y quien se queda quiere atesorarlo. La cosa acabó con un enfrentamiento que dura hasta el día de hoy y que ha provocado insólitas situaciones como el hecho de que las Falleras Mayores de Torrent no hayan ido este año al balcón del ayuntamiento de València por Fallas o que la alcaldesa de Torrent no esté en la tribuna de los moros y cristianos cuando pasa desfilando Catalá. 

Aunque con su enjundia, todo esto no dejaría de ser anecdótico si no fuera porque ambas lideran la primera y quinta ciudad de la C. Valenciana y que , aunque los lindes no se tocan, la comunicación entre ambas urbes debe ser, o debería ser, fluida, colaborativa y ‘agermanada’. Más aún, teniendo en cuenta el apego sentimental que ambas dirigentes populares tienen a su localidad natal y que hay ‘feos’ que no se deben hacer nunca en el ámbito institucional, más cuando estamos hablando de un nivel político que se presupone de relevancia . La pugna entre ambas, que se prolonga años, tuvo su último gran encontronazo cuando la dirección regional del PPCV obligó a Folgado a modificar su lista electoral, de la que había excluido a los afines a Català. Imaginen. 

Vox complica la vida a las dos

Ahora, ambas están en una situación muy compleja, en lo que a gestión de la gobernabilidad se refiere. El miércoles, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil entraba en el Ayuntamiento de València en la Fundación Valencia Activa para exigir los contratos firmados por el polémico edil de Vox Juan Manuel Badenas, cuando era máximo responsable de la fundación municipal que gestiona las políticas de empleo de la capital valenciana. La imagen, a la que tanto nos acostumbramos desgraciadamente durante muchos años los valencianos, se volvía a repetir delante de toda España. Tener a un personaje como Badenas y su compañera Cecilia Herrero como uno de los pilares que sostiene el gobierno municipal es, cuanto menos, inquietante. Y Catalá lo sabe. A la mínima se la pueden liar, por muy buenas condiciones económicas y de status quo que haya pactado con la pareja y con la dirección de Vox en Madrid. Si se calientan y dan una ‘espantà’ se acabado la jugada.

Que es justo lo que le pasa ahora a su homóloga en Torrent, que el lunes (si no hay sorpresa) deberá dar cuenta en el pleno del próximo lunes del pase voluntario del portavoz de Vox, Guillermo Alonso del Real, al grupo de no adscritos. Digo ‘si no hay sorpresa’ porque Folgado no cesará en el intento hasta el último minuto y por eso, pillina, no lo ha metido en el orden del día ordinario, no vaya a ser que el concejal, cosa extraña, se viniera atrás o fichara por el PP y todo quedara en una horrenda pesadilla. Hasta ese momento en Torrent y hasta el instante en que se sepa qué pasa judicialmente con Badenas, ambas están en un ‘ay’. Coincidencias de la vida, ya ven. 

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