Opinión | Tribuna

¿Un pre-Cónclave largo para un Cónclave corto?

El miércoles 7 de mayo por la tarde comienza el Cónclave que elegirá al nuevo Papa. Algunos cardenales electores están en Roma, parada y fonda, desde antes del funeral por el Papa Francisco. Según los expertos vaticanistas nunca se había dado un tiempo tan largo antes del comienzo, lo cual augura un desenlace bastante corto, a pesar de la disparidad de nacionalidades, y además teniendo en cuenta que la mayoría de Cardenales no se conocen. ¿Se estarán aclarando estos días previos? ¿O habrá que cortarles los víveres, como se hizo antaño para que no se demoren demasiado? El coste del cierre de la Capilla Sixtina es oneroso para las exiguas arcas del Vaticano…

Los Cónclaves son siempre inciertos, pero como me dijo un buen amigo de la Curia Vaticana, ya fallecido, unos meses antes de la muerte de Juan Pablo II, ante mi pregunta sobre los candidatos, me respondió: “Los Cardenales optarán por alguien que les inspire seguridad: Ratzinger”. Y así fue. ¿Quién puede darles esta sensación a los actuales cardenales? ¿No estamos ante un Colegio Cardenalicio variopinto y abierto muy distinto del que eligió a Ratzinger, en su momento, y a Bergoglio? ¿Tendrán los mismos miedos? No lo sabemos. Pero me da que si actúan por miedo, Parolin es el mejor situado. Les garantiza una continuidad discontinua, y aquí paz y allá gloria. El gatopardismo: “cambiar algo para que nada cambie”. Aunque, Omella, muy cercano a Francisco, a pesar de su edad podría asumir un Papado de transición aceptable y esencialmente continuista. Un buen párroco para la Iglesia Universal. Complicado, pero…

Un Cónclave en el que, en principio no emerge ninguna figura clara, se me ocurren algunas preguntas: ¿Cómo se llegará a esos dos tercios necesarios para una elección clara? ¿Se diluirán los bloques (Moderado,  progresista y conservador…) y se asociarán suficientemente?

No obstante, podemos legítimamente especular, aunque sea confundir nuestros deseos con la realidad, y atrevernos a soñar en que el Espíritu Santo, nos de alguna sorpresa. Mis candidatos: Battaglia, arzobispo de Nápoles; Vesco, arzobispo de Rabat; José Tolentino de Mendoza, del Dicasterio de Cultura; Jean-Claude Hollerich, cardenal de Luxemburgo y Robert Prevost, del Dicasterio para los Obispos, estadounidense, peruano y de madre española.

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