La precariedad detrás del contrato de prueba

Conseguir un empleo hoy en día es complicado, sobre todo para los jóvenes que comienzan su vida laboral. Si a este hecho le añadimos un estándar básico de empleo de calidad donde se cumplan las normativas de salario, horario y condiciones laborales, la búsqueda se vuelve aún más limitada.

En muchas ocasiones encontramos que una vez ya conseguido el empleo se firma el llamado «período de prueba», este hace referencia a un período de tiempo que oscila entre la formulación del contrato y hasta los seis meses en puestos para técnicos titulados, y hasta los dos meses en el resto de puestos. Durante este tiempo la empresa puede probar si el trabajador cumple los estándares para el puesto ofertado. Esta normativa se expone en el artículo 14 del Estatuto de Trabajadores, donde además de definir los límites temporales de este tipo de contrato, se establece que «durante el periodo de prueba, la persona trabajadora tendrá los derechos y obligaciones correspondientes al puesto de trabajo que desempeñe como si fuera de plantilla».

Este extenso período de prueba impone una mayor inestabilidad laboral ya que las empresas lo utilizan para contratar a trabajadores en épocas de alta demanda como verano o la campaña de Navidad, para a continuación proceder al despido. Normalmente, al trabajador no se le advierte que su período laboral finalizará al terminar el período de prueba por lo que el contrato genera unas expectativas de continuidad que probablemente no se cumplan.

Por otra parte, este tipo de contrato es especialmente beneficioso para las empresas, que pueden despedir al trabajador sin exponer motivo alguno más allá de no haber superado el período de prueba, tampoco necesitan un preaviso para llevarlo a cabo ni ningún tipo de indemnización. Mientras que para los trabajadores, el contrato de prueba no deja lugar a la formación ni a la continuidad en la empresa, además de limitar la estabilidad laboral y económica. Este tipo de contratos están sustituyendo al contrato temporal, altamente relacionado con la precariedad laboral, al implicar más facilidades a la hora del despido.

Es importante analizar y documentar este tipo de contratos para evitar su abuso, sobre todo en empleos ya de por sí con bastante precariedad asociada como la hostelería. De este modo estaríamos más cerca de un empleo seguro, estable y digno para todos.