Opinión

València

El día que Bankia rechazó la oferta de Lim

Peter Lim y Amadeo Salvo

Peter Lim y Amadeo Salvo / Miguel Angel Montesinos

La propaganda de guerra de los sofistas que vendieron el Valencia CF decía que la mejor oferta para comprar el club era la de un tal Peter Lim, lo más honrado y comprometido con la institución de Mestalla que había en el mundo mundial. Nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que Bankia despreció aquella operación desde el principio por falta de garantías, más allá de los intereses económicos del gran acreedor de toda esta historia y de quienes estaban por el medio.

Once años después de cartulinas, soflamas inquisitoriales, propagandistas horteras y otras argucias que han llevado al Valencia CF a las antípodas de lo prometido, rescato una noticia publicada el 18 de enero de 2014 en este periódico. Titulaba (escribo en primera persona) así: “La oferta de Peter Lim está descartada’. Hay compañeros que preguntan al ver la noticia impresa sobre mi mesa, y yo respondo como lo haría el mismo día que la escribí: Bankia no sólo desconfiaba, sino que terminó harta y así lo hizo saber aquel día, cuando no había ni siquiera una comisión gestora (formada por la Fundación Valencia CF, el Valencia CF, Bankia y la Generalitat) que filtrase las ofertas. A saber: Los 22 millones que pagaba al contado el millonario oriental por un patrimonio abundante (un estadio en uno de los barrios más pujantes de la ciudad; otro en plena zona de expansión, con su área comercial adjunta; la entonces parcela edificable de Porxinos; la ciudad deportiva de Paterna, más el edificio de la sede social frente a Mestalla ) no satisfacían al banco, que consideraba la operación como una ganga, aparte de la falta de compromisos firmados sobre operaciones tan trascendentes como continuar con las obras del nuevo estadio, entre otras.

Pancarta de bienvenida a Peter Lim en Mestalla.

Pancarta de bienvenida a Peter Lim en Mestalla. / Francisco Calabuig

La oferta, presentada al banco y explicada a la Generalitat en diciembre de 2013, tenía como límite para ser aceptada el 15 de enero, pero nunca recibió una contestación oficial. Antes de que fuera pública, Bankia propuso un proceso abierto para encontrar un nuevo inversor. El sobre con la oferta no vinculante del millonario oriental contenía pocas garantías, insuficientes entonces para dar el visto bueno a una venta "desaconsejada" meses después, en junio de 2014, por un informe encargado por la Fundación VCF al decano del Colegio de Abogados de Valencia, Mariano Durán. La conclusión era la de «no firmar» la venta «en las condiciones que figuran en el contrato de compra-venta». Añadía que había «diferencias sustanciales entre lo que en su día fue aprobado por la Fundación y lo que se ofrece ahora (por entonces) para firmar».

La conclusión era la de «no firmar» la venta «en las condiciones que figuran en el contrato de compra-venta»

En València hubo una caza de brujas para conseguir, por lo civil o por lo criminal, la venta del club a Mr. Lim por cuatro duros. Aquellos periodistas que fueron zarandeados moralmente y amenazados, con algo más que palabras, por sobreponer su ética a la conveniencia de aquellos fenicios y a esa estúpida obligación de apoyarlos hasta la muerte, o hasta delinquir, saben de lo que hablo. Al menos, como escribía JV Aleixandre, el club se podría haber vendido ‘no a cuenta de entregar nuestra dignidad, la de nuestros padres, la de nuestros abuelos… Al valencianismo cabal le avergüenza la forma con la que se ha perpetrado el trapicheo. Cuatro impostores se han ciscado en la historia del VCF’.  

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