Opinión | Trencar l'enfit

Subdirectora de Levante-EMV

Vox, no pongas tus manos sobre los muertos

A Llanos y a su partido les molesta que las familias de los fallecidos en la dana exijan, denuncien, clamen por todo lo que falló aquel día y que pongan en un brete a sus responsables. Porque si los responsables caen, ellos también. No en vano ellos son quienes les dan apoyo.

El portavoz de Vox en las Corts, José María Llanos, durante una comparecencia.

El portavoz de Vox en las Corts, José María Llanos, durante una comparecencia. / Rober Solsona

Hay un ritual valenciano cercano a la psicomagia que se llama 'trencar l'enfit'. Quienes vivimos en un pueblo o venimos de él conocemos casi siempre a alguien que 'trenca l'enfit' o, como también se conoce, 'passa la cinta', una ceremonia hipnótica y misteriosa que sirve, supuestamente, para curar o aligerar el empacho. Entre la magia y la religión, este proceder ancestral valenciano -uno de los muchos que tiene mi pueblo- siempre me ha encandilado, tanto por el misterio que lo rodea como por la forma de transmitirse, íntima, cerrada y protegida, ajena al turismo de masas o a los cotizados influencers de lo superficial. 'Trencar l'enfit' es un tesoro de la tribu, del clan, de la 'colla' y yo soy una auténtica apasionada de lo tribal.

No sé ustedes pero quien les escribe hace meses que siente un empacho, digamos, diverso y multidisciplinar. No es un empacho alimentario sino más bien una indigestión de muchas cosas: la dana, el barro, el dolor, el Ventorro, el Es.Alert, los secretos, los bulos, la desvergüenza, el apagón, la indefensión, vulnerabilidad... Todo por separado y todo junto al mismo tiempo, casi siempre con los mismos protagonistas dando vueltas como en un baile de títeres siniestros. Van y vuelven, se esconde y aparecen, mienten y se ríen. De todos, de nosotros. Demasiadas emociones e informaciones que procesar en tan poco tiempo, demasiado que tragar para que no se haga bola. Lo que narran las víctimas, y nos ponen el corazón en un puño cada vez que cuentan su horror, y lo que revela la jueza, cada vez más contundente, irritante y abrumadoramente desolador.

La última de las indecencias que nos hemos tenido que engullir, y ya son muchas, desde la catástrofe del 29 de octubre ha surgido de la boca, cómo no, de Vox. Su síndic en las Corts, José María Llanos, ha acusado a las asociaciones de víctimas de la dana de actuar por interés y de estar 'controladas' y 'manipuladas por la izquierda'. Y es curioso porque Llanos considera que estas familias, que han perdido a un ser querido o a varios, o que han sobrevivido de milagro agarrándose a una farola o encima de un tejado, 'no son verdaderos afectados, sino verdaderos interesados'. Y estas palabras me hacen pensar en él, en Llanos, en el Vox de las Corts y en la dana. En todo lo que hicieron o, mejor dicho, lo que no hicieron. Les voy a decir lo que hicieron: mientras la gente quitaba barro y sufría como nadie (ríete tu del apagón de unas horas el famoso lunes) ellos continuaban y continuan negando el cambio climático, relativizando, por tanto, lo que ocurrió aquel día y restando importancia y medidas de prevención al hecho de que puede volver a ocurrir. Que ocurrirá, porque nadie puede controlar el cielo. Y aquí lo importante será que no muera más gente, señor Llanos. ¿Cuáles son sus propuestas para que esto no suceda?

El Valle de los Leprosos

Lo que tampoco hizo Llanos y sus diputados y diputadas, tras el 29 de octubre, fue decir 'aquí estamos, vamos a echar una mano en todo lo que haga falta' sino que optaron por el silencio público (ni rastro de ellos durante semanas) y la agitación privada, o sea, generar ira y malestar en una población ya de por sí furiosa, hundida y desolada por la falta de respuesta institucional ante una catástrofe monumental. Hubo quien ante todo ello arrimó el hombro y hay quien, como Llanos y su partido, prefirió aprovechar la situación y generar discordia. Todo sea por ganar votos. A día de hoy, su jefe máximo Santiago Abascal sigue sin pisar zona pantanosa, pero eso no es un problema. Hay muchos que no la pisan, como si fuera el Valle de los Leprosos de 'Ben-Hur'. El problema no es que Abascal pase de todo, el problema para Vox son las familias de los muertos, que como toda familia de muerto que reclama, molesta. Y a Vox le molesta, parece ser. Le molesta que exijan, que denuncien, que clamen por todo lo que falló aquel día y que pongan en un brete a sus responsables. Porque si los responsables caen, ellos también. No en vano ellos son quienes les dan apoyo. Tomando prestado a Manuel Vicent el título de uno de sus inolvidables artículos, 'No pongas tus sucias manos sobre Mozart', al señor síndic le pido lo mismo: 'no pongas tus manos sobre los muertos'. Nuestros muertos.

Acabo esta columna con la misma sensación de empacho con la que la empecé, porque todo lo que hemos vivido en esta zona de la Comunitat Valenciana no es poco, cada día hay más ignominia, vergüenza y rabia, y todo esto no se puede procesar en un día. Tardaremos mucho, mucho tiempo. Por eso, he decidido bautizar esta sección así, 'Trencar l'enfit', como en una especie de conjuro para no olvidar lo que el tiempo siempre intenta, que olvidemos lo que ha sucedido y, lo que es peor, insultemos a las víctimas con nuestra indiferencia.

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