Opinión | Análisis de Eurovisión

València

Melody dice adiós a la peineta cañí en Eurovisión

La actuación, con sus defectos evidentes, gustará al público español. Es correcta, pero sale perdiendo al compararla con los favoritos

En España gustará, sin duda. Nadie le quita a Melody ser una gran artista

Melody durante un momento de su actuación en Benidorm con "Esa diva".

Melody durante un momento de su actuación en Benidorm con "Esa diva". / RTVE

Les seré sinceros desde el principio. No soy ni fiel seguidor, ni acérrimo de Melody, ni tampoco de "Esa diva". Ni lo fui en el Benidorm Fest, donde la propuesta no me convenció y lamenté su victoria, ni lo soy ahora en esta semana eurovisiva, pese a que la canción es tremendamente pegadiza; hay días en que, lamentablemente, no consigo exiliarla de mi cabeza y la tarareo de forma inconsciente. Pero España votó por ella, decidió redimir una cuenta eurovisivia pendiente con la cantante, derrotada por Soraya en la preselección de 2009, y será quien actúe el sábado en la gran final de Eurovisión 2025 representando a RTVE.

El misterio sobre su actuación se reveló este martes, durante la primera semifinal, en la que la artista de "Como los gorilas" participó fuera de concurso porque España, como miembro del Big5, está clasificada directamente para la final; cuestión monetaria, principalmente. El telón cayó, nunca mejor dicho, para mostrar la propuesta eurovisiva de una Melody "valiente y poderosa" -así reza la letra de la canción-, que poco o nada tiene que ver con lo visto en el Benidorm Fest. La delegación española ha transformado casi por completo la actuación, eliminando el toque cañí -adiós al columpio y a la peineta- para tratar de corregir sus errores, hacer autocrítica y pulir una propuesta con gran poder de convicción entre sus defensores, los que la votaron y le otorgaron la victoria, pero criticada por muchos otros sectores del público eurofán y generalista.

De más a menos

Lo visto sobre el escenario de Basilea no puede considerarse una mala actuación; es mejor que en el Benidorm Fest, sin duda. Hay una idea narrativa -podrá gustar más o menos, estoy entre los segundos-, Melody ofrece un gran directo y atrapa a la cámara con su voz y carisma -es lo mejor, de largo, de la candidatura española- y, en su conjunto, es una propuesta correcta, aunque va de más a menos, con un principio prometedor y un final poco solvente. La primera parte, la de la Melody cordobesa con fondo blanco, está bien. La segunda, tras aparecer de detrás del telón, es correcta, aunque oscura. Y a partir de la caída del telón -un momento que debería ser impactante en cámara, pero que no lo consigue-, el espectáculo entra en un terreno pantanoso. Hay fallos evidentes, imperdonables para una televisión de primer nivel, como debemos considerar a Televisión Española: hay un exceso de planos generales en el último minuto, que alejan el foco de la cantante; hay un plano cenital, en el que una sombra tapa la mitad de la cara de Melody; o se ve cómo un bailarín eleva a la cantante a una plataforma tras un dance break, con una realización confusa, con una Melody que no es Chanel; por no hablar de la pobre iluminación durante los tres minutos de actuación.

Gustará al público español, lo tengo claro. No será tampoco la peor de la gran final, independientemente del resultado que obtenga. Sus posibilidades se podrán analizar el viernes, después de la segunda semifinal, cuando se hayan visto íntegras todas las propuestas. La comparación de "Esa diva" con el resto será su talón de Aquiles porque, no lo olvidemos, Eurovisión es una competición entre canciones, con sus correspondientes espectáculos televisivos. Y ahí bien Melody, bien RTVE han preferido ser conservadores, sin proponer nada innovador, frente a otros países que sacan petróleo a los recursos de un escenario potente en cuanto a iluminación y juego de cámaras, los dos suficientes de la propuesta patria. Comparen la actuación de España con otras como Suecia -gran favorita- o Bélgica para entenderme. Sale perdiendo.

El tiempo dirá si Melody está contenta y satisfecha con la actuación porque, al convertirla en una diva eurovisiva, la cantante se ha dejado por el camino parte de su esencia folklórica y su intensidad; su marca propia. La propia Chanel lo dejó entrever el lunes en "La Revuelta" al relatar, parcialmente, un encuentro reciente con la sevillana.

La actuación es Melody, sin ser realmente ella. Hay guiños, pero está diluida. Es consecuencia de las críticas a su actuación en Benidorm. ¿Acertado o no? Sigo sin tenerlo claro. De aquí al sábado, quedan varios ensayos y hay margen para perfeccionar algunas cosas, pero la actuación en sí misma, es la vista ayer. Peor que Chanel, peor que Blanca y peor que Nebulossa. Habrá quien el sábado la cante a pleno pulmón. Lo que nadie le quita a Melody es que es una gran artista.

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