Opinión
Mazón, el congreso del PP y el problema que no cambia

Carlos Mazón, ayer en el punto de transferencia de residuos de Catarroja. / Europa Press
La jornada resultó ilustrativa sin preverlo. Las asociaciones de víctimas del 29-O protestaban a 1.678 kilómetros de Valencia por la gestión de aquel día marcado en negro con 228 muertes y el president de la Generalitat, Carlos Mazón, aparecía al mediodía por Catarroja (zona cero de la dana) sin previo aviso, en un acto del que se informaba a posteriori con un vídeo en redes sociales con el jefe del Consell con el inevitable chaleco fosforescente de emergencia. Cuando los portavoces de los dolientes se van, él llega. No es el mejor mensaje. Si no fuera por lo dramático del caso, diría que todo es berlanguiano. En todo caso, muestra el tiempo rijoso en el que los valencianos estamos instalados desde el 29-O.
Y en estas, tenemos congreso del PP a la vuelta de la esquina, en julio. La pregunta cae sola: ¿es bueno o malo para Mazón? Yo, que arrastro una semana escéptica, diría que poco cambia. La imagen del barón valenciano en el cónclave de Madrid cerca de Alberto Núñez Feijóo no es la soñada por Génova, pero a estas alturas la da por descontada. El valenciano tendrá su atención, será noticia, of course, pero el foco principal se dirigirá enseguida sobre el nuevo (o nueva) secretario general, el adiós de Cuca Gamarra, el equipo directivo que entre y la relación con Díaz Ayuso (la antagonista verdadera). Me da que Feijóo cree que puede dejar el problema valenciano para más adelante. Una cosa detrás de otra.
El asunto valenciano es un problema fundamentalmente porque, como se ha escrito en más de una ocasión en estas páginas, lastra las expectativas del propio Feijóo para encaramarse a la Moncloa. Y ese es el motivo que, por lógica, debería espolear una solución. No es nuevo: es el mismo nudo desde hace seis meses. Lo que pasa es que se encuentra con el mismo obstáculo también desde hace seis meses: la ausencia de soluciones. ¿A qué diputado puede hacer president con el apoyo (imprescindible) de Vox? Esa es la pregunta. Y ese inconveniente persistirá tras el congreso. Sigue sin atisbarse una salida fácil. La bicefalia, otra opción que se plantea ahora (un congreso autonómico, un nuevo presidente del PPCV -y candidato- y Mazón o un diputado elevado accidentalmente al Palau hasta las elecciones de 2027), no está libre tampoco de taras, porque estas cohabitaciones, sin tradición local, suelen ser pasto de recelos y refriegas internas: un inhibidor de votantes.
Quiero decir que, al final, ahora que hay congreso nacional a la vista, estamos igual. Con el PP agarrado al principio del mal menor y en un frenesí de vaivenes sobre qué hacer con su cartel en la Comunitat Valenciana. Lo que va a aumentar (ya lo ha hecho) es el runrún alrededor de Mazón y su futuro. Lo único seguro es que el president no va a ceder en su estrategia de resistencia, aunque gobierne con movilidad limitada, observado de reojo por los ‘popes’ de su partido y dando pie a episodios entre kafkianos y berlanguianos. Y un día contaremos que así se hizo la reconstrucción tras la peor tragedia.
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