Opinión

València

Un mayo de lo más florido

Los exabruptos inferidos por el inquilino de la Moncloa al ramillete de díscolos es algo que la mayoría del personal avezado barruntaba, solo que al verlo negro sobre blanco corrobora que el modo de conducirse del ínclito está algo alejado del yoga.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, en València

La ministra de Defensa, Margarita Robles, en València / Daniel Tortajada

En el caso de que se convocara una recepción inesperada en el Vaticano de León XIV a Sánchez la clave estaría en averiguar si, tras tocar diversas cuestiones, le ha puesto diez Padrenuestros y cinco Ave Marías por referirse de ese modo despectivo a sus colaboradores menos estrechos o si en realidad lo que ansiaba su serenísima santidad era que le detallase el arte de supervivencia que practica de la «a» a la zeta. Con una semana de pontificado a las espaldas no sería de extrañar que más bien se haya interesado en lo segundo.

Por si acaso se producía una eventualidad de estas características, Feijóo salió de inmediato a la palestra para advertir que «vamos a pasar del cónclave del Papa al cónclave del pepé». Pero en cuanto al morbo que puede deparar una colección de guasas del mismo que viste y calza con Ábalos o del que calza lo que calza con Bendodo es que confesémoslo: no hay color. ¿Qué interés puede despertar una ristra de mensajes del aspirante galaico si el hombre está tragándose entero a Mazón cuando no hay Dios que lo trague? Los exabruptos inferidos por el inquilino de la Moncloa al ramillete de díscolos es algo que la mayoría del personal avezado barruntaba solo que al verlo negro sobre blanco corrobora que el modo de conducirse del ínclito en el interior está algo alejado del yoga. Susana Díaz ha tardado dos segundos en lucir cara de mártir y refrendar que se lo hicieron pasar canutas, aunque habría que escuchar a sus opositores del pesoe andaluz para ver la cancha que ella concedía. Es lo que identifica a buena parte de quienes alcanzan poder de tomo y lomo: ejercerlo con puño de hierro. Para lo que, evidentemente, hay que servir.

   La prueba es que por disentir de ciertos gestos el galán dijo años atrás de su ministra de Defensa que «es una pájara» y ella salió del consejo de ministros en este mayo florido con la consigna de sonreír ante las cámaras cuando le diesen el alcachofazo que iban a darle y es lo que hizo. El obispo de Roma lo tiene decidido y sobre Pedro edificará su iglesia.

Tracking Pixel Contents