Opinión

Portavoz PP Mancomunitat Horta Sud

Más acuerdos y menos trincheras

La UME limpiando el polígono de Catarroja en año nuevo, dos meses después de la riada.

La UME limpiando el polígono de Catarroja en año nuevo, dos meses después de la riada. / Miguel Angel Montesinos

En las próximas semanas se cumplirán dos años desde el inicio de la presente legislatura. Han sido 24 meses intensos, llenos de trabajo, aprendizaje y dificultades, pero también de logros compartidos. Alcanzado el ecuador del mandato, es un buen momento para detenernos a reflexionar, no solo sobre lo conseguido, sino también sobre cómo queremos seguir construyendo el futuro.

Y es que, en estos tiempos marcados por la tensión política, donde la crispación y el enfrentamiento parecen haberse convertido en la norma, quiero reivindicar algo esencial: la necesidad urgente de recuperar el espíritu del acuerdo, del respeto mutuo y del entendimiento entre quienes tenemos la responsabilidad de representar a nuestros vecinos y vecinas.

Un ejemplo que refleja bien este espíritu es la fatídica DANA del 29 de octubre. Aquel día, las lluvias torrenciales y las inundaciones golpearon con fuerza nuestros municipios, causando graves daños personales y materiales, y poniendo a prueba la capacidad de respuesta de nuestras instituciones. Pero frente a la adversidad, emergió algo más fuerte que cualquier tormenta: la solidaridad. Instituciones, entidades, voluntariado y administraciones de distinto signo político respondieron sin preguntar por colores, sin calcular réditos, sin buscar protagonismo. Lo hicieron porque lo primero era la gente y porque lo esencial era proteger y recuperar nuestras comunidades.

Ese es el espíritu que debería guiarnos también en la gestión cotidiana. Porque, seamos sinceros: la ciudadanía está cansada de la política de trincheras. Cansada del "y tú más", del ruido constante, de los debates vacíos que buscan el titular en lugar de la solución.

Frente a esa deriva, hoy quiero reivindicar la figura de alguien que entendió como pocos lo que significa construir puentes: Adolfo Suárez. El presidente Suárez lideró uno de los momentos más complejos de nuestra historia reciente: la Transición. Y lo hizo dialogando con todos, sabiendo ceder, encontrando puntos de encuentro entre quienes venían de mundos opuestos. Apostó por el consenso cuando todo era incertidumbre. Y gracias a esa actitud —a esa valentía basada en el acuerdo y no en el cálculo electoral— España pudo abrir un nuevo camino de democracia, libertad y pluralismo. Su ejemplo, tantas veces olvidado, es hoy más necesario que nunca.

Pero no hace falta irse tan lejos en el tiempo ni en la escala. También tenemos ejemplos cercanos que demuestran que la política puede ser una herramienta para el entendimiento y no para la confrontación.

La Mancomunitat de l’Horta Sud es uno de ellos. En esta entidad comarcal, donde están representadas tres fuerzas políticas distintas, trabajamos codo con codo por el bien común. Llegamos a acuerdos en materias clave como sostenibilidad, desarrollo económico, servicios sociales o igualdad. Y lo hacemos sin anteponer las siglas, sin frenar propuestas por venir del “otro”, sin buscar titulares. Porque entendemos que lo que está en juego no es el prestigio de un partido, sino la calidad de vida de más de 450.000 vecinos y vecinas.

Ese es el camino: el del respeto institucional, el del diálogo sincero, el de las manos tendidas. Podemos —y debemos— debatir, disentir y tener visiones distintas. Pero no podemos permitirnos seguir alimentando un clima de enfrentamiento que solo desgasta y paraliza. No podemos trasladar al ámbito local, donde los problemas son reales y cercanos, el ruido y la polarización que dominan en Les Corts Valencianes o en el Congreso de los Diputados.

Los próximos dos años son una nueva oportunidad. Para seguir gestionando con eficacia, sí. Pero también para dar ejemplo. Para demostrar que en nuestros pueblos aún se puede hacer política con mayúsculas: sin gritos, sin vetos, sin estrategias de desgaste. Para demostrar que cuando se piensa en la ciudadanía antes que en el rédito electoral, los acuerdos son posibles y los resultados llegan. Porque hoy, más que nunca, hay que reivindicar esa forma de hacer política donde la concordia no es debilidad, sino madurez.

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