Opinión

Escritora

Justificar la barbarie

Hay algo aterrador en la capacidad humana para borrar la mínima compasión y justificar, una vez y otra, la barbarie

Destrucción de Gaza.

Destrucción de Gaza. / Efe

¿Es posible la imparcialidad cuando todo un pueblo es masacrado bajo las bombas o sometido a hambrunas premeditadasGaza agoniza mientras se retuercen los argumentos hasta desafiar el mínimo sentido de humanidad. Se desecha cualquier vestigio de compasión y se eternizan discusiones sobre el término que mejor se ajusta a la extinción. ¿Genocidio? ¿Masacre? ¿Etnocidio? ¿Holocausto? Dudo que la palabra exacta les importe a esos 14.000 bebés que pueden morir en las próximas horas, según ha alarmado la ONU.

La historia nos ofrece el conocimiento, y la memoria nos permite la reparación de la injusticia y la superación de los traumas, pero ni una ni otra son excusa para la iniquidad. La masacre perpetrada por Hamás en octubre de 2023 se utiliza como argumento para tratar de justificar lo injustificable, soslayando el régimen de apartheid al que ha sido sometida la población de Gaza durante años. En la misma lógica, debería haberse bombardeado el País Vasco tras cada atentado de ETA. Para los que se escudan en el apoyo de los gazatís a Hamás, cabe recordar la simpatía de la que gozaba la organización terrorista en amplios sectores de la población vasca, incluida parte de la Iglesia. El terrorismo de unos no puede ser respondido con la venganza superlativa de un Estado.

Estamos asistiendo a una de tantas tragedias de la historia. No se defiende a Israel con argumentos torticeros que solo ahondarán en la herida de su trauma. ¿Qué sentirán las generaciones venideras al vislumbrar los terribles paralelismos entre el genocidio judío y el exterminio palestino? ¿Cómo confrontarán la memoria de la víctima y del verdugo? ¿Qué posibilidad tendrán de redención? A los mercaderes habituales que se afanan en acusar de antisemitismo a cualquier voz crítica contra Israel, ahora se añaden los que no pierden la oportunidad de cargar contra Sánchez. Y así se suma estulticia y sectarismo a la maldad. Hay algo aterrador en la capacidad humana para borrar la mínima compasión y justificar, una vez y otra, la barbarie.

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