Opinión

València

En la resistencia

El mundo ha cambiado y el dique de contención en la Unión Europea se alza desde el centroderecha

Luis Montenegro celebra la victoria electoral en Portugal.

Luis Montenegro celebra la victoria electoral en Portugal. / Europa Press

Europa resiste a las embestidas electorales de los ultras, pero estos siguen avanzando. El mundo ha cambiado y el dique de contención en la Unión se alza desde el centroderecha. Las últimas citas del pasado domingo señalan con claridad esa línea.

El alcalde de Bucarest, Nicusor Dan, ha ganado las presidenciales en Rumanía. Un político independiente de corte conservador que ha conseguido dar la vuelta a los pronósticos y frenar a los reaccionarios. Se celebra porque es europeísta y lo que estaba en juego era que los aliados políticos de Putin vencieran en un país de gran importancia geoestratégica como puente comercial con Asia y, sobre todo, respecto a la guerra en Ucrania.

En Portugal, que ya votó hace poco más de un año, ha ganado el centroderecha mientras el partido ultra, Chega, sigue en ascenso. Previamente, en noviembre de 2023 dimitió el presidente, António Costa, por un presunto caso de corrupción que a los pocos meses quedó en nada, pero el gobierno socialista ya había caído. En febrero de este mismo año, lo hizo el alemán que lideraba Olaf Scholz.

La socialdemocracia, cada vez más reducida, vive su propia resistencia dentro de los márgenes de este nuevo contexto político. Subsiste en España junto con Dinamarca, Chipre, Malta y Lituania. La emergencia del populismo ultraderechista, contrario a la idea democrática de Europa que hemos construido, está haciendo que el salvavidas se dirija hacia los partidos conservadores encaramando la contraparte. La diferencia respecto al caso español es que aquí el Partido Popular no ejerce de muro frente a los ultras de Vox, sino todo lo contrario: actúan de forma aliada tanto en los gobiernos autonómicos como en un hipotético ejecutivo central si se hubiesen dado los números.

La cuestión de fondo a la que nos enfrentamos en los próximos años quienes creemos en la socialdemocracia es a su propia reconfiguración. Resistir, de momento, para volver a aupar el ideal que sirvió a la consolidación de los estados del bienestar debería señalar el itinerario político a seguir si queremos apostar por un proyecto más vanguardista, social e igualitario. El fracaso sería que la política se dibujara desde dos alternativas: conservadurismo o extrema derecha.

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