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Director de Levante-EMV

Volem l’Estatut?

"Estamos a un paso de ver cómo se reclaman primarias también para elegir al cónsul de Moncloa"

Pedro Sánchez en su reunión con los representates de las víctimas de la dana en la Delegación del Gobierno.

Pedro Sánchez en su reunión con los representates de las víctimas de la dana en la Delegación del Gobierno. / Moncloa

Pedro Sánchez acabó el jueves con lo poco que quedaba de PSPV, federalismo incluido. Refundar la Delegación de Gobierno como una prefectura para recibir a los familiares de las víctimas de la dana es un desaire a la Generalitat. Orillar el autogobierno legítimo de los valencianos por estar en manos del rival imposibilita cualquier recurrencia a la pluralidad territorial. Aunque el silencio más triste ha sido el de Compromís, siempre galante del simbolismo menos cuando están en nómina. Claro que esa falta de decoro hubiera sido imposible en Barcelona, Vitoria y Santiago, pero también en Sevilla, Oviedo o Zaragoza, así que los restos de aquel Botànic descansan en la antigua sede del Gobierno Civil, donde la mayor parte contratante de aquel acuerdo progresista se amuralla en una especie de Consell en la penumbra; sin embargo, no hay color entre el neoclásico convento de la orden de Montesa y el esplendoroso palacio gótico de Joan Corbera y Pere Compte.

Los cánones democráticos exigen respeto institucional por encima de sus gobernantes temporales, pero eso también se fue al traste hace tiempo. No vale asignar la culpa al inquilino del Palau para justificar la ausencia de perspectiva, ya que por fortuna todavía se puede distinguir continente y contenido. Lo más grave, pues, es la falta de un mínimo de autonomismo entre los socialistas, cuando ellos fueron los reinventores de la identidad moderna basada en las infraestructuras y las áreas de salud, alejada de las esencias. Un relato al que se subieron los populares sin problemas, y que con un poco de allioli lo hicieron hegemónico.

Uno de los pocos intelectuales que quedan anda diciendo estos días, medio en broma, medio en serio, que está arrepentido de sus pintadas juveniles de “¡Volem l’Estatut!”. Aunque dudo que haya ensuciado una pared en su vida, sirve de barómetro sobre el actual nivel de autoestima. Estamos a un paso de ver cómo se reclaman primarias también para elegir al cónsul de Moncloa.

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