Opinión | Bolos
Demasiados nubarrones
El sondeo de Prensa Ibérica señala que los trabajos en la zona cero de la dana avanzan despacio (49,5%) o muy despacio (32%), un contundente 81,5% de descontento

Mapa orientativo para este Nou d'Octubre. / A. M.
Dan chaparrones para el jueves, meteorológicamente hablando. Un Nou d’Octubre pasado por agua se antoja algo más que una justicia poética para lo ocurrido este último año. Si cae, que sea con trellat. «Al meu país la pluja no sap ploure», cantaba Raimon con una memoria climática que sigue vigente. «O plou poc o plou massa; / si plou poc és la sequera, / si plou massa és la catàstrofe», continuaba en unos versos que anticipaban el presente.
Lo que sigue sin moverse es la demoscopia, que confirma las críticas mayoritarias a la prevención y a la gestión de la emergencia del 29 de octubre. Estudios que la ciencia política considera esenciales para una buena gobernanza y que dominan con destreza las maquinarias de los partidos y las grandes compañías. La encuesta de Prensa Ibérica para sus diarios de la Comunitat Valenciana (Información, Mediterráneo y Levante-EMV) dibuja un panorama adverso para el Consell, con casi la mitad de los encuestados suspendiendo la acción del ejecutivo autonómico, pero también con una valoración de la oposición aún peor, pese a su tenacidad por erosionar a Mazón.
El resultado refuerza la desconfianza hacia los responsables autonómicos y, de paso, hacia el resto de instituciones, desde el Gobierno hasta los ayuntamientos. Esos datos negativos también salpican la reconstrucción, un término que debería inspirar acuerdos y no disputas. El sondeo señala que los trabajos en la zona cero de la dana avanzan despacio (49,5%) o muy despacio (32%), un contundente 81,5% de descontento. Un aviso para todos, porque, aunque se han hecho esfuerzos desde las distintas administraciones, la batalla de relatos entre Consell y Gobierno impide reconocer los avances. Un problema casi estructural que ayuda muy poco.
La cita inicial del cantautor de Xàtiva se convierte en una metáfora precisa de la política valenciana desde entonces. El Nou d’Octubre llega con cielos cargados de significado. Si finalmente llueve, que sirva para limpiar el aire y templar los ánimos. Una previsión meteorológica a la altura de un año convulso, en el que hasta el cielo parece recordarnos que el porvenir —como la lluvia— depende de cómo sepamos recogerlo.
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