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Opinión | Bolos

Director de Levante-EMV

Nou d’Octubre con dana

Me niego a asumir que somos una comunidad desestructurada sin posibilidad de consensos básicos

La Real Senyera ayer en el Ayuntamiento de València.

La Real Senyera ayer en el Ayuntamiento de València. / Miguel Ángel Montesinos

Incluso en la conmemoración autonómica, la sombra del 29-O persiste como recordatorio de que la emergencia climática seguirá condicionando nuestra agenda, con mayor intensidad de la prevista. Tanto el acto institucional en el Palau como la procesión cívica habrían sido ocasiones propicias para reivindicar consensos básicos; no obstante, la jornada anunciaba, todo lo contrario, la insistencia en trasladar a la calle la batalla de relatos, sin el menor respeto a las instituciones. Resulta llamativo que, tras tantas disputas simbólicas sobre quiénes somos y hacia dónde vamos, y después de la pérdida de 229 vidas y la devastación causada por la gran riada, no logremos celebrar una fiesta cívica. Me niego a asumir que somos una comunidad desestructurada.

La encuesta de Prensa Ibérica aporta, más allá del reparto de escaños y de la valoración de líderes que hoy centrará la máxima atención, un dato inquietante: la profunda desafección de la sociedad valenciana hacia sus dirigentes, a quienes responsabiliza del deterioro de los valores democráticos. Dicho esto, conviene una pausa para tomar aire. Si algo más de dos de cada diez (23,3%) de los encuestados opina que los candidatos elegidos para velar por nuestro bienestar actúan justamente, al contrario, y una abrumadora mayoría (80,5%) percibe un retroceso de los valores colectivos, es imprescindible regresar a las lecciones elementales de la democracia.

La política polarizada puede proseguir a golpe de tuit, cada vez más alejada de la realidad. La falta de vivienda se consolida como principal motivo de inquietud; las listas de espera sanitarias mantienen en vilo a numerosos pacientes y al conjunto de la población, que sabe que en algún momento precisará de esa atención hospitalaria; y la inmigración escala hasta situarse como tercera preocupación.

En el año de la dana, el Nou d’Octubre transcurre bajo una nueva alerta por lluvias torrenciales que han obligado a suspender la mayoría de los actos. Así que es una buena oportunidad para examinar con mucha atención la última entrega de nuestro sondeo. A estas alturas, el PPCV confirma que Mazón resta votos, y el PSPV a lo que diga Pedro.

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