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Opinión | Días de Venus

¡Flotilla, qué merendilla!

Una flotilla de barcos abandona el puerto de San Giovanni Li Cuti in Catania,

Una flotilla de barcos abandona el puerto de San Giovanni Li Cuti in Catania, / ORIETTA SCARDINO / EFE

Con la Flotilla muy lejos de los puertos sionistas y sin misiles propios, la gente de los barquitos se expone a muchas coñas y risitas y hasta a la fruición anticipada por los memes, pero ha sido un éxito en unos tiempos en que la publicidad cotiza más que los hechos; más los desatinos que los milagros.

La realidad es estremecedora e invita al desánimo. Sería un error. Siempre hay que lidiar con algún tarugo y Netanyahu es persistente, pero, sobre todo ladrón y/o corrupto: tratará de huir hacia adelante como buen fugitivo. Y por muy listo que sea el engendro humano de fanatismo, finanzas y alta tecnología, habrá que tratar con ellos, aunque la oferta nos parezca risible. Los únicos que no tienen nada que les afee son los ciudadanos comunes de Israel y Palestina y se merecen una salida digna, aunque sea transitoria. Por eso podemos y debemos seguir dando la lata hasta la próxima reencarnación. No somos ni alemanes ni ingleses, que han preferido sacrificar los derechos de sus ciudadanos antes de que se critique en la calle las notables insuficiencias del tango sionista.

Hace muchos años me encontré con un ciclista sonrosado en algún punto de las Alpujarras. Era judío y cuando trató de venderme la burra conocida como timo del kibutz, le corté en seco: “Solo has descubierto otra artimaña del capital para que tu trabajes gratis, ya ves”.

Durante numerosas legislaturas los socialistas israelíes dominaron el mapa de Israel. A principios de los 80 la situación se invirtió y los ciudadanos censados se vieron ante un dilema: más socialismo o más solares (patria), optaron por los solares y los “dólares”, ha escrito por su cuenta el corrector, lo juro.

Israel, como todo, es manifiestamente mejorable y si tienes apartamento en la Quinta Avenida es porque tu amigo es Woody Allen. Limpiar las cabezas y corazones es tarea tan necesaria como penosa: Israel no es una democracia, pero es la que está más cerca de serlo, teniendo en cuenta la calidad del vecindario y que el presidente de Siria antes de alcanzar su jefatura era un mandado de Al Qaeda (una criatura de Trump) y si le alcanzó algún polvillo de maravilla democrática, ya se lo habrá esnifado.

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