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Opinión

El techo de cristal de Diana Morant

La ministra Diana Morant.

La ministra Diana Morant. / Fernando Sánchez/EP

Diana sigue atascada. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, la designó líder del PSPV con la misión de derrotar al PPCV y armar una nueva coalición de izquierdas, el Botanic-2, pero ha resultado ser un “cacau fallit” tal como la calificarían en cualquier casinet de La Ribera Alta o Baixa, da igual. Es lo que da de sí la lectura intencionada de la encuesta publicada por Levante-EMV durante la semana del 9 d´Octubre. Hará pronto un año de la mayor catástrofe reciente en la Comunidad Valenciana con la “riuà” del 29 de octubre; desde aquel día, su estrategia se ha centrado en sacarle rédito electoral a la desgracia, pero no pasa de ser una desconocida y el partido que lidera sigue anclado en los resultados de mayo de 2023. Un techo de cristal que Diana Morant no logra romper y que anticipa la ventaja del PPCV respecto al PSPV en la convocatoria electoral de mayo de 2027

Debería recordar que la derrota del PSPV en las elecciones autonómicas de 2023 marcó un punto de inflexión en la política valenciana. El relevo en el liderazgo de los socialistas valencianos, con su llegada para suceder a Ximo Puig, fue interpretado como un intento necesario de revitalización y reconexión con un electorado cada vez más volátil. Sin embargo, a pesar del cambio generacional y de su estilo “Indi” tan al gusto de Pedro Sánchez, las encuestas dibujaron ya entonces, y siguen dibujando, un panorama desalentador: el PSPV no consigue afianzar una base de apoyo suficiente ni articular un Botanic-2 capaz de desafiar la hegemonía de la Derecha.

Releyendo los resultados presentados por Lapiz Estrategico Consulting, la empresa encuestadora, una de las causas fundamentales de esta parálisis reside en la desconexión persistente de Diana Morant con su electorado. Solo hay que ver la baja evolución relativa de su Índice de Popularidad y el desencanto en las respuestas dadas, la mayor parte de las veces ninguna, a los problemas que revelan los encuestados. La percepción de inacción o respuestas inviables en áreas cruciales como la inmigración, la salud, la vivienda o la infrafinanciación del Consell han erosionado la confianza. El cambio de líder, necesario cuando se han perdido las elecciones, no ha sido suficiente para sanar la herida de mayo de 2023; los votantes exigen soluciones tangibles, no solo un cambio de rostro como el habido con un Puig por una Morant.

Además, la líder del PSPV parece navegar sin una narrativa clara y cohesionada. En lugar de ligar su liderazgo con una visión de futuro consistente y creíble, en el recién Congreso de los socialistas valencianos lo apostó todo a sacarle rédito al impacto negativo en la opinión pública de la gestión del PPCV de la catástrofe de 29-O mediante su campaña de desprestigio y exigencia de elecciones anticipadas al presidente del Consell, y se equivocó en la inmediatez de ambos objetivos. Lo apostó todo a una sola carta sin dar respuesta, a su vez, a las acuciantes preocupaciones de su electorado; consecuentemente, no debería extrañarle los resultados de rechazo obtenidos en el trabajo demoscópico de Lápiz Estrategic . Además, no se puede liderar el PSPV “a distancia”, desde las dependencias madrileñas del ministerio de la que es titular. Eso, al final pasa factura en las encuestas.

El panorama se le agrava al observar los datos. El PPCV, aunque podría experimentar una pérdida significativa de escaños, seguiría manteniendo su ventaja respecto al PSPV: si en mayo de 2023 con Ximo Puig la relación era de 40 a 31 escaños, actualmente con Diana Morant seria de 34 a 32. Más preocupante para Diana Morant debería ser el ascenso sostenido de Vox, que ha ganado apoyos significativos tanto en el electorado del centroderecha, debilitándolo peligrosamente, como el potencialmente suyo, especialmente entre los menores de 35 años. Ignoro en su Congreso, y ha seguido ignorando, el grave problema que afecta a la emancipación de los jóvenes por la falta de vivienda; solo hay que observar que en ese tramo de edad es donde más afecta esa carencia.

El PSPV se encuentra atrapado según esta lectura intencionada de la encuesta. Resulta incapaz de atraer a los votantes descontentos con la actual dirección del PPCV, que andan muchos de ellos hacia la abstención, y sin un discurso que afiance electoralmente a su secretaria general. Ambos factores facilitan que la Derecha se presente como la alternativa estable y viable suponiendo que ahora se convocaran elecciones a Cortes Valencianas. La Coalición de la Derecha obtendría 51 escaños frente a 48 de un Botanic-2, con el peligro que supondría el aumento del peso condicionante de Vox en esa Coalición.

Un contexto político en el que Diana Morant no remonta ni sabe cómo hacerlo. A pesar de su perfil presuntamente juvenil respecto al vetusto de Ximo Puig, la lectura de la encuesta de Lapiz Estrategic indica que su liderazgo no ha logrado traducirse en un incremento sustancial de la intención de voto que permita, por sí solo, alcanzar el umbral necesario para ocupar el Palau de la Generalitat en la calle Caballeros de Valencia. Más aún, su figura no ha conseguido actuar como aglutinante decisivo para las fuerzas minoritarias de izquierda para hacer viable un Botanc-2. Me malicio que la fragilidad del PSPV se refleja en la desconfianza de sus potenciales socios, quienes, al ver al PSPV estancado alrededor de un techo electoral fijo, dudan en comprometerse plenamente en una coalición que parece destinada a la derrota, prefiriendo mantener su propio espacio político sin ceder réditos al liderazgo centralizado de Diana Morant. Un techo de cristal complicado de romper.

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